Chaos absoluto
Me sumo a la satisfacción por el hecho de que un asesino como Ignacio de Juana Chaos siga en prisión. Objetivamente, es una buena noticia se mire por donde se mire. Encierra una cierta justicia poética que un asesino en serie a punto de salir a la calle vea frustrada esa expectativa por unos escritos amenazadores. Algo así como encerrar a Al Capone por delito fiscal: vale, no era ese el delito importante, pero fue a la cárcel y de eso se trataba.
Ahora bien, dicho esto y pasados ya un par de días desde la decisión del pleno de la Audiencia Nacional, gana terreno en mi espíritu una sensación de desasosiego, de caos, de incertidumbre que no sé si sabré explicar. Será un poco largo, pero lo intento.
Por un lado hay unas cuestiones jurídicas. La principal, la terrible evidencia de que nuestro sistema penal es demencial. Un individuo que asesina a 25 personas hubiera estado en la calle al cabo de 18 años: 8,6 meses por asesinato. Y hubiera estado en la calle con todas las de la ley o, como gusta decir a algunos, habría pagado sus deudas con la sociedad.
La segunda cuestión, también jurídica y ligada con la cuestión de lo absurdo de nuestro derecho penal, es que alguien tuvo la feliz idea de recurrir al subterfugio legal de procesarle por unos artículos amenazadores para así evitar su salida inmediata de la cárcel. Ese procedimiento concluyó con una condena de noventa y tantos años de prisión que el etarra recurrió, hallándose por tanto, si no entiendo mal, en prisión preventiva dado su elevado riesgo de fuga, su acreditada peligrosidad y su nulo arrepentimiento. La paradoja está en que, a la vista de la opinión pública, parece muchísimo más grave una condena por amenazas que una por 25 asesinatos, olvidando que el problema reside en el cumplimiento de las penas, puesto que le cayeron inicialmente 3.000 años. ¿No es desmoralizador? ¿Para qué la tontería de miles de años de condena, si va a quedar todo en 18? ¿Qué mensaje puede recibir un asesino como éste, o cualquier otro, si ve que a partir del primer asesinato los siguientes salen en la práctica gratis?
La tercera cuestión es procesal. No conozco los mecanismos de funcionamiento de la Audiencia Nacional, pero ¿qué y quién determina que un asunto lo decida el pleno de todos sus magistrados y no aquellos tres que inicialmente tenían atribuida la función de fallar ese asunto? Al parecer, el magistrado Guevara lo propuso y se aceptó sin más, de lo cual deduzco que debe tratarse de un mecanismo poco menos que automático, aunque no deja de sorprenderme. Como no deja de sorprenderme, más si cabe, que se diese la casualidad de que los tres magistrados que iban a fallar inicialmente han votado a favor de la excarcelación. No entiendo de probabilidades, pero si finalmente la votación ha sido de 12 en contra y 4 a favor, ¿algún matemático aficionado puede decirme qué probabilidad existía de que los tres magistrados competentes, todos, estuviesen a favor? ¿Es imaginable que ello no fuese fruto de alguna maniobra política previa, cómo se constituyó ese tribunal? Por cierto, ¿votó Garzón, y en qué sentido?
La cuarta cuestión desvela que, por una vez, alguien en el bando conservador ha reaccionado con prontitud, inteligencia y eficacia. Y que ello fue porque tuvo información de cuál iba a ser la decisión de los tres magistrados. ¿Cómo es posible? Los tres jueces no pidieron la elevación al pleno para sacarse el muerto de encima, fue otro magistrado. ¿Por qué?
La quinta cuestión ya es una elucubración de lo que pueda pasar a partir de ahora. No parece descabellado suponer que en algún siniestro caserío se está barajando en este momento la conveniencia de un asesinato, y analizando la lista de posibles víctimas. Lamentablemente, no es improbable que esto se produzca en los próximos días. Es duro decirlo, pero posiblemente en algún confortable despacho de gobierno se esté valorando qué efectos tendría esto en la situación política actual, y de qué manera se puede aprovechar el impacto, en función de quién sea la víctima. No creo que ETA mate a un miembro del PP, porque eso galvanizaría al partido y le atraería la solidaridad y el apoyo de mucha gente. Tampoco probablemente a un miembro de la judicatura, puesto que daría a los jueces un plus de heroísmo a los ojos de la sociedad. Si matase a un socialista podría provocar un motín contra Zapatero, y no creo que a ETA le convenga perderle como presidente.
Imaginemos por tanto un atentado digamos indiscriminado, como el de Barajas. Alguna víctima anónima, cualquiera. O tal vez un militar. ¿Cómo reaccionaría Zapatero? Supongo que es enormemente cruel planteárselo así, pero me juego lo que sea a que nuestro presidente ya tiene la estrategia montada. Está claro que el único obstáculo serio y efectivo a sus desmanes lo está encontrando Zapatero en la judicatura. Se han intentado jubilaciones, ceses, expedientes, sustituciones y campañas de descrédito, amén de la labor de zapa de la fiscalía. Al asalto final sólo le falta una cosa: el apoyo popular. Ya se ha intentado otras veces: "los jueces son esos señores conservadores a los que el pueblo no ha elegido, y que a menudo obstaculizan las ansias de reforma y de progreso del gobernante, ése sí elegido democráticamente", se nos ha dicho más de una vez. Si lo peor sucede, Zapatero se lanzará como una hiena a “limpiar” la judicatura, último reducto de fachas, y lo hará utilizando los posibles muertos, arremetiendo de paso contra el PP: "por culpa de unos y otros sigue habiendo muertos. Yo quise acabar con esto y no me dejaron; hay que remover los últimos obstáculos para evitar más sangre y más muerte". Toda la potencia de fuego de los portavoces parlamentarios y de sus medios adictos, con los coros de los nacionalistas, constituye una fuerza devastadora si logra alcanzar la fibra sensible del pueblo. Y con un muerto en las portadas, la fibra está a flor de piel. ¿Alguien cree que Zapatero tendrá algún escrúpulo en utilizar a fondo esta baza, que será realmente la última de la que disponga para derribar los últimos baluartes de la resistencia, yéndole en ello su carrera política?
Todos deberíamos aprender que, en última instancia, los jueces acaban defendiendo el derecho, que en definitiva es nuestra libertad, más allá de vaivenes políticos. Por supuesto que hay jueces buenos y malos, como en cualquier otro estamento. Pero deberíamos recordar su verdadera función cuando sus actuaciones no nos satisfacen y nos lanzamos a criticarlos inmisericordes. Pienso que la gente no es realmente consciente de la importancia de la labor de un juez.
Haría bien el PP en ir preparando su estrategia. Zapatero será implacable si le echan otro muerto sobre la mesa. Pero no contra ETA. Y hay que estar a punto para explicarle a la ciudadanía, y es difícil con sangre en las calles, que toda la responsabilidad de lo que está pasando recae en quien ha dado a los terroristas esperanzas de que pueden conseguir doblegar al Estado. De Juana no hubiera lanzado este pulso a Aznar. Ni a González. Nunca ETA tuvo tan claro que un atentado puede cambiar o consolidar gobiernos. Nunca ETA tuvo tanta fuerza estando tan debilitada. Y eso sólo tiene un responsable. De las bombas y los muertos la culpa la tiene sólo ETA. De que esas bombas y esos muertos puedan tener en la política española más influencia que nunca, de eso sólo tiene la culpa Zapatero.
Germont