jueves, enero 25, 2007

¿Tan mal estamos?

Hasta este momento creía, en mi ignorancia, que las prisiones de la 8ª economía del mundo podrían tener una enfermería con personal sanitario que se ocupase de los enfermos. Pensaba también que tal vez nos podríamos permitir trasladar a un preso a un hospital cuando los medios sanitarios de las cárceles resultasen insuficientes. Sin embargo , la posible excarcelación de De Juana Chaos me ha hecho dudar de todo esto. Quiero creer que nuestros centros penintenciarios carecen de atención médica y que el coste de un traslado es inasumible para un país como el nuestro. De otro modo, la única explicación que se me ocurre es que el hecho de que a un presidiario - condenado por la minucia de 25 asesinatos- no le guste la comida de la cárcel ( estos cocineros no tienen corazón) debe ser motivo inapelable para que le envíen a comer a su casa, que su mamá cocina muy bien y al nene le gusta la comida. Si cualquier convicto , ya sea estafador, violador, asesino, pederasta o traficante de drogas , permanece en prisión después de esto es que es idiota además de una mal hijo que no aprecia la cocina casera de su madre. Se ha abierto la veda. Maricón el último.
Aldonza

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