CiU es la formación política que tras los pactos previos entre Zapatero y Mas y la posterior tramitación y aprobación del Estaut, aunque con una ínfima participación y exiguo entusiasmo de la ciudadanía, ha salido más favorecida de este proceso.
CiU, tras no poder formar gobierno después de las elecciones del 2003, se encontraba en momentos críticos y difíciles, sin encontrar cual era su papel, a ello se sumaba contar con un nuevo líder, Artur Mas, con la difícil papeleta de sustituir a un personaje como Pujol, dominador de la escena catalana durante más de veinte años, durante los cuales se sentaron las bases de un régimen nacionalista catalán, que repartió prebendas entre los afines a la causa y creó una casta de apesebrados personajes próximos a CiU a quienes el gusto por pisar mullida moqueta o disponer de coche oficial, convertída en sumisos pero eficaces engranajes entre el pujolismo y la sociedad.
La perversión de este sistema se alcanzó al enviar a la población, durante los años de pujolismo, el mensaje machacón pero eficaz de identificar Cataluña con CiU y con Pujol, solo le faltaba proclamar "Catalunya soc jo". Todo ello dio como resultado la presencia de un votante, no necesariamente nacionalista, que tradicionalmente ha confundido votar a CiU con votar a Cataluña y para quien ir a las urnas ha sido más un plebiscito que una elección de sus representantes.
Tras ver que CiU no formaba gobierno en 2003, que pasaba a la oposición en un estado semicrítico próximo al K.O., que su nuevo líder no respondía a las expectativas y carecía del carisma de su antecesor, el votante tradicional de CiU cayó en la desorientación y aún más en la perplejidad de ver como en pleno parlamentario su partido era gravemente acusado en la famosa sesión del 3%. CiU, se encontraba bajo mínimos en esos momentos, sin embargo los pactos Zapatero-Mas para desbloquear el Estatut, y su posterior aunque raquítica aprobación en referéndum representaron un balón de oxígeno para esta formación, que poco a poco va viendo como las encuestas le son más favorables.
Sin embargo ello no es más que un espejismo y el posible votante de CiU debe reflexionar y darse cuenta de que el Estaut se ha aprobado "gracias" a Zapatero y a Rubalcaba y que no tardarán en pasar factura la formación nacionalista; que ya han pasado los años en que su anterior líder, Jordi Pujol, tenía la habilidad de envolverse en la senyera y mimetizarse con Cataluña, mientras la corrupción campaba a sus anchas en el Principado.
Tras las elecciones CiU, solo tendrá dos opciones:
O bien aliarse con el socialismo, la sociovergencia, y llevar a Cataluña un gobierno dividido y mal que les pese teledirigido desde la Moncloa, con un Montilla fuerte, que desempeñará el papel de alto comisario político, situación intervencionista, que poco entusiasmo y confianza debe representar en el tejido empresarial catalán.
O bien aliarse con ERC, lo que desembocará en un gobierno de acusado perfil nacionalista y totalitario, que sin lugar a duda contribuirá a ahondar la fractura, entre nacionalistas y no nacionalistas, que ya hoy en día se vive en Cataluña y que podría tener nefastas consecuencias en el futuro, dividiendo aún más a la sociedad catalana.
El slogan de campaña de CiU: "Tripartit, no gracies", resulta pues una falacia, ya que no tendrán otra alternativa tras las elecciones, si quieren formar gobierno, que aliarse con uno de los dos protagonistas principales del nefasto tripartito con todas las consecuencias que ello representará: PSC o ERC.
Dependerá pues del sentido común del posible votante de CiU, dar soporte a un proyecto de futuro, basado en una formación política, de nostálgicos de la moqueta y del coche oficial, que se mueve únicamente por recuperar el poder político, sin importarle demasiado el precio que Cataluña y los catalanes deban pagar por ello.
Jarim