Palabras como balas
Vivimos días extraños. Muchas palabras se sueltan sin reparo ni pudor. Pero no dicen nada. O peor, dicen lo que no dicen.
Hablan los gerifaltes de talante, moderación, liberalismo, centrismo, de duros y blandos, de etiquetas y de cambios imposibles. Nada. Solo palabras como balas. Disparando donde duele.
Pensaba que no habíamos llegado tan lejos para quedarnos parados. Pero parece que eso es lo que toca. Callar. No hablar. Y dejar que craneos privilegiados nos iluminen y nos digan que el nuevo camino es el del silencio y la sonrisa. Aunque más que sonrisa parezca una patética mueca.
No hablar. No pensar, casi. Llegan nuevos tiempos, “¡ que se enteren esos tíos, que las cosas han cambiado !” dicen. Es un nuevo lenguaje. Nosotros, viejos y denostados no podemos entender. O callar o largarnos. Hasta los dinosaurios hablan desde el pasado para decirnos que quien parece no saber nada es el que más sabe. Lo absurdo es razonable. La guerra es la paz. El amor es el odio.
Vivimos días extraños. Miramos con perplejidad ese teatro de sarcasmos.
Mientras un lehendakari presenta propuestas míticas e irracionales y los catalanes analizan con lupa la entrevista al presidente del Barcelona. Teatro de sarcasmos. Pero a nadie parece importarle porque lo que ahora nos debe mover ese entender el nuevo lenguaje donde el extremo es centro y el centro es extremo. Donde siempre hay que poner la otra mejilla hasta que el hueso reviente.
Pero los problemas seguirán presentes y nadie nos dice como conseguiremos una mejor educación, una mejor sanidad. Ni como nos plantearemos que la libertad de los individuos prevalezca sobre visiones mitológicas e irracionales.
No. Esos ya no son los problemas. Ahora el problema es aprender a callar y sonreir. Para nada. Para estar callados y seguir saliendo en la foto, repartiendo carnes de buena conducta.
Lo siento, pero no puedo. No hemos llegado tan lejos para escuchar discursos sin sentido ni para estrategias de campanario y tácticas de vuelo rasante. No estaremos en la foto pero no somos imbéciles.
No hablemos de democracia y libertad. Pongámosla en práctica. Pero de verdad. Sin atajos. No es fácil. Otros lo hicieron antes que nosotros. Otros que se van, que se han ido. Habrá que tomar el relevo. De nosotros depende. Con nuestro voto, con nuestras palabras. Pero no nos quedaremos callados.
dosmildoce.wordpress.com
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