Triste 90. aniversario de la revolución rusa
Por Luis I. Gómez
Hoy es el 90. aniversario de uno de los días más tristes en la historia de la humanidad. Hace nueve décadas, un 7 de Noviembre de 1917 (25 de octubre según el calendario juliano ruso), comenzaba la revolución comunista. Hambrientos y castigados por una justicia arbitraria y cuasimedieval, los "proletarios" rusos se alzaron contra su Zar en busca de un sueño de igualdad y prosperidad que se tornaría en la mayor pesadilla de la historia. Equiparable con la persecución nazi, los comunistas no dudaron nunca en eliminar a todo aquél que pensase diferente. Decenas de millones de cadáveres son hoy los mudos testigos de la aberración igualitarista. Esparcidos por los campos rusos, chinos, centroamericanos, cubanos, asiáticos, húngaros, polacos … pocos son los rincones del planeta que se han salvado de esta siembra de cadáveres.
Durante noventa años fueron sometidos los rusos a un contínuo adoctrinamiento. Desde los "Kindergarten" se les enseñaba a ver el "Octubre" como el principio del camino hacia un futuro iluminado. Ese futuro les deparaba la dictadura terrorista de Stalin, los Gulags, Siberia, las Tschekas, el miedo.
No hay motivo para hacer fiestas. No hay nada que celebrar. Baste recordar que el comunismo y el régimen nacido de aquella "revolución" se convirtieron en cauce de la máxima manifestación de odio de la que es capaz un ser humano: el odio al vecino, al que piensa diferente. Lamentable punto de unión de toda ideología totalitaria, donde se encuentran comunistas, fascistas, islamistas, los monopensantes de todo color. No lo olvidemos nunca. Y no cejemos en nuestro empeño y sigamos denunciando la dictadura terrorista de Fidel Castro en Cuba, el régimen norcoreano, la Junta Birmana, la dictadura China …
Durante noventa años fueron sometidos los rusos a un contínuo adoctrinamiento. Desde los "Kindergarten" se les enseñaba a ver el "Octubre" como el principio del camino hacia un futuro iluminado. Ese futuro les deparaba la dictadura terrorista de Stalin, los Gulags, Siberia, las Tschekas, el miedo.
No hay motivo para hacer fiestas. No hay nada que celebrar. Baste recordar que el comunismo y el régimen nacido de aquella "revolución" se convirtieron en cauce de la máxima manifestación de odio de la que es capaz un ser humano: el odio al vecino, al que piensa diferente. Lamentable punto de unión de toda ideología totalitaria, donde se encuentran comunistas, fascistas, islamistas, los monopensantes de todo color. No lo olvidemos nunca. Y no cejemos en nuestro empeño y sigamos denunciando la dictadura terrorista de Fidel Castro en Cuba, el régimen norcoreano, la Junta Birmana, la dictadura China …
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