¿Qué problema tienen con la COPE?
Añadamos las cadenas televisivas, que no difunden precisamente los valores del liberalismo y la derecha civilizada, y tendremos un panorama en el que la prensa escrita es el único sector que presenta un cierto equilibrio: La Razón, El Mundo, ABC, La Vanguardia, El País, El Periódico, Público, más los autonómicos, se reparten con relativa equidad a los lectores de todo el abanico político. Aún así, añadiendo los gratuitos y las revistas, la mayoría se decanta nuevamente si no por la izquierda, sí por el antiderechismo militante.
Bien, ¿tanto daño hace que una cadena de radio de titularidad nada sospechosa de pretender subvertir el orden establecido clame en el desierto de las ondas? ¿Tan peligrosos elementos antisistema son Federico Jiménez Losantos, Cristina López Schlichting o César Vidal, como para que el propio presidente del gobierno y multitud de políticos clamen, incluso en sede parlamentaria, por su clausura o censura?
Yo no sé si la COPE o sus comunicadores mienten, manipulan o tergiversan. En cualquier caso, tengo muy claro que no lo hacen en mayor medida que sus equivalentes en la SER. Cada uno tiene su estilo, y entre la bronca matutina y marrullera de FJL y la demoledora argumentación profesoral vespertina de Vidal se deslizan como es lógico noticias y opiniones, y la propia forma de dar o seleccionar las noticias ya es una opinión en sí misma. ¿No hacen lo mismo las demás emisoras? ¿Existe una verdad oficial en política, un credo a seguir con devoción y sumisión? ¿Es el que posee y transmite la SER?
No he oído jamás a la COPE incitar a la violencia, ni a la desobediencia civil, ni a la rebelión, ni al golpe de Estado. Sí les he escuchado posicionarse de forma clara y diáfana contra aquellas iniciativas, gubernamentales o no, que entienden van contra los principios de la democracia liberal, contra la unidad de España, y contra los que tradicionalmente venimos entendiendo como civilización occidental. Particularmente me parece bien, pero aunque no me lo pareciese no pediría su cierre: simplemente escucharía otra emisora. De la misma manera que desde medios de la izquierda se critica constantemente el sistema capitalista, o desde emisoras autonómicas se carga de forma inmisericorde contra todo lo que puede representar la unidad de España: no lo comparto, y por lo tanto procuro no escucharlo.
Al que no le guste la COPE, que no la escuche. Yo mismo suelo eludir el “editorial” de FJL a las ocho de la mañana porque me desagrada su estilo y le soy infiel con Carlos Herrera. Pero luego vuelvo a la tertulia, porque creo que José Raga, Pedro J. Ramírez, José Angel Vara, Jesús Cacho, Carmen Tomás, Luis Herrero y los demás tertulianos componen un plantel envidiable, y no se trata precisamente de extremistas peligrosos. Vamos, que si ellos lo son yo también. Me encanta la apertura del programa de César Vidal, con sus referencias históricas y sus apabullantes “hechos”, que caen como losas en manera semejante a los de una sentencia judicial. Luego se estará o no de acuerdo con sus conclusiones, pero no estarlo ¿implica necesariamente que haya que silenciarlos? ¿Tanto es el poder de la COPE, y tanto miedo les da a todos los demás que exista una única voz discordante?
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