Sarkozy también se escribe con zeta
No voy a entrar a valorar la transparencia de la ONG francesa L’Arche de Zoé, porque parece que hay demasiadas cosas turbias por medio, hasta el punto de que incluso la propia administración francesa ha marcado claramente distancias y se ha volcado en la liberación de los periodistas franceses que acompañaban la expedición, dejando en manos de la justicia (si es que en Chad existe algo semejante a eso tal como aquí lo entendemos) la valoración sobre las actividades de los supuestos cooperantes. No dejó de llamarme la atención la frase de una de las muchachas, que venía a decir que más allá de los permisos ellos venían a salvar niños. Hombre, dicho así suena muy loable y emotivo, pero no deja de ser una demostración más de ese despotismo, ilustrado o no, a que tan adictos son los progres de todo pelaje: ellos saben lo que hay que hacer en cualquier circunstancia, por encima de leyes, normas y convenios. Vamos, que están en posesión de la verdad. Más allá de que la situación de los niños en Chad sea dramática, y de que en todas estas supuestas operaciones de tráfico de niños intervenga con toda seguridad algún funcionario corrupto, cuando no la administración en pleno, no deja de ser chocante la ligereza con que el público suele aceptar determinados abusos cuando vienen recubiertos con la pátina de una buena causa.
Pero a lo que iba: que monsieur Sarkozy, ni corto ni perezoso, ha agarrado su avión, se ha plantado en Chad y se ha traído a aquellos de sus compatriotas de cuya inocencia estaba convencido. Y de paso ha arrancado también de las inhóspitas manos de la administración chadiana a las cuatro azafatas españolas cuya ausencia de culpabilidad parece también estar por encima de cualquier duda. Bien por Sarkozy, que ni ha hecho gesto alguno de arrodillarse ante el gobierno chadiano, ni ha caído en el recurso fácil del “right or wrong, my country” para reclamar la liberación de los suyos por el mero hecho de ser franceses, sino por ser inocentes, y con los demás ya se verá.
Entre tanto, que yo sepa, el gobierno español en pleno se halla empeñado en convencernos de que las protestas del primer ministro marroquí, la retirada del embajador, el pronunciamiento del parlamento y demás menudencias son muestra evidente de que las relaciones entre España y Marruecos son “excelentes”, por utilizar la palabra más empleada estos días. Vaya, que si sólo son correctas nos declaran la guerra… ¿Qué gestiones ha hecho Moratinos ante el gobierno del Chad, qué ha hecho Zapatero, al que la zeta de eficaz parece atragantársele? Tanto en un sentido como en otro (para apoyar la actuación de la justicia en el caso de sospechosos razonables y para actuar con diligencia en el caso de inocentes manifiestos), Francia ha actuado como se espera de un gobierno occidental eficiente, con principios y decisión. Zapatero debe estar esperando que algún niño chadiano le mire a los ojos, como aquel senegalés con que nos emocionó hace un par de semanas, y le pregunte por su futuro. Hay una canción de Chenoa cuyo estribillo, no sé porqué, se me metió en la cabeza: “cuando tú vas, yo vengo de allí; cuando yo voy, tú todavía estás aquí”. No me negarán que viene al pelo.
Los árboles y el bosque
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