lunes, octubre 15, 2007

Nuestro actual relativismo europeo

Por Angel


Leo la crítica de un libro "Olvido de la Razón" del argentino Sobreli.

La crítica se adelanta a la edición del libro; pero… por malo que sea prometo leerlo…
¿por qué?


Pues sólo porque trata sobre lo que dice el título "Olvido de la Razón"; además intenta desenmascarar a nuestros pensadores de la Europa post IIª Guerra Mundial –especialmente franceses- oficialmente muy alabados y por pocos –entre los que me incluyo- denostados; me refiero a nuestros estructuralistas Levi-Strauss, Louis Althuser, Roland Bartre, Michel Foucault y tantos otros entre los que se puede incluir a Jean Paul Sartre aunque él lo negara. Naturalmente también Marcuse, alemán-estaudinense que tanto influyó en la Universidad de California, Berkeley, hasta tal punto que el Mayo del 68 tuvo su antecedente en esa universidad en el 67.
Yo tenía treinta años; español ilustrado; naturalmente fui simpatizante de ese movimiento del 68; al menos en su romanticismo y anarquía, no en el fondo. Nunca he dejado de lamentar ese cuarto de simpatía que mostré ante tal movimiento, en el que se mezclaba lo anárquico, con lo romántico y la utopía.
Pasado el tiempo, y ya más maduro, no he dejado de pensar en el tremendo, por cuantioso, daño que aquél movimiento produjo en nuestra Europa deseada; estos estructuralistas incidieron en la cultura y el habitat europeo; no fue así en EEUU dónde este movimiento pasó como uno más aunque sus secuelas perviven,
Pareciera que la sociedad europea, tras su catástrofe de la IIª Guerra Mundial, no quisiera pensar más que en su supervivencia y recuperación; por ello me sorprende –sin haberlo vivido- esa adoración intelectual a los estructuralistas (recuerdo que, entre otras definiciones, el estructuralismo es una metodología que se basa en la significación y su diacronía, y que se opone al causalismo y al historicismo).


II)
Profundos gestores del relativismo es lo que hoy nos queda y… sigue en el candelero… llámese progresía, lo correcto o sus etcéteras.
Recordar que todos estos pensadores (y muchos más como Shaw y Rusell en Inglaterra) no expresaron el menor reproche a Stalin es algo que la posteridad dilucidará; seguramente que los documentos secretos de la KGB rusa o de su Nomenklatura algún día nos lo explicarán. Sólo el genial Orwell se atrevió, en aquellos años, a decir lo que pensaba habiendo sido partícipe.
Es cierto que los estructuralistas ya no están de moda; pero sus nombres sí. Es fácil concluir que estos próceres, junto con otros de la intelectualidad de aquella época, todos anti-nazis y ninguno anti-Stalin, han sido los auténticos padrinos de este pensamiento "light" europeo en el que todo es relativo salvo el tabú cristiano al que no se concede ninguna autoridad y al que se pretende retornar a las catacumbas romanas.
Cayó el muro de Berlín y los hagiógrafos de esos personajes y otros cómplices del régimen de la URSS, se fueron a sus madrigueras; no han tardado en resurgir: ellos mismos o sus crías.
He dicho que cayó el Muro de Berlín; pero lo fue del lado oriental; en el occidental no cayó nada.
La primacía americana, el propulsado sentimiento antiamericano, los errores o no de ese país en su política internacional, el revanchismo, los intereses personales o no, nos han llevado a la reivindicación de aquel movimiento del 68.
De ahí mi admiración por Sarkozy; único político europeo capaz de denunciar cuales son los orígenes de los males de su nación y de la Europa occidental…contra el… ¡Nada es bueno ni malo! ¡todo depende de la situación! ¡el futuro no existe más que en términos de mantenimiento del poder! Y… así nos va; cualquiera sin convicciones nos 'acogota'. ¡Ay la Alianza de Civilizaciones! ¡Qué dejación!
Hemos de estar prevenidos ante este intenso resurgimiento del relativismo con su nihilismo moral y de sentimientos.
Descubramos a quienes así actúan; neguemos su autoridad, por extendida que sea, de sus ideólogos o propulsores; y hagámoslo con fe y convicción; buenos escritores, SÍ: buenos pensadores, también pero… ¡EQUIVOCADOS!
Y no cejemos en ello; tenemos una ventaja; nosotros sí que les hemos leído; muchos de sus seguidores, NO.
Nosotros no perdemos nada; ellos mucho si conseguimos mostrar socialmente la inanidad de su pensamiento

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