Repreguntando a ZP
En la “entrevista ciudadana” a Rodríguez Zapatero con que nos obsequió TVE el pasado martes hubo muchas cosas interesantes. Una de ellas, por supuesto, los ímprobos esfuerzos del Presidente por alargar al máximo las respuestas, a fin de limitar por una parte el número de preguntas, y de lo que vulgarmente se llama marear la perdiz por otra. Si algo quedó constatado, más allá de la anécdota del precio del café, en el que en definitiva tampoco fue tan errado, es que nuestro gobernante se mueve mucho mejor en el terreno de los grandes enunciados (paz, talante, alianza de civilizaciones) que en la realidad cotidiana, mucho más aburrida y mucho más tozuda. De ahí que todas sus respuestas, por muy concreta que fuese la pregunta, navegasen etéreas y ligeras por el limbo que deben habitar los discursos altisonantes, pero vacíos, que han pronunciado todos aquellos políticos que, a falta de argumentos mejores, retozan ágiles por los cerros de Úbeda.
Me apetece destacar dos cosas: por un lado la numantina resistencia de los políticos en general, y de éste muy en particular, a ser sinceros. Y por otro, su huída, como alma que lleva el diablo, de cualquier posibilidad de inculcar en el ciudadano principios tales como el esfuerzo personal, la responsabilidad o el mérito.
La primera de las cuestiones viene a cuento precisamente del cafelito de marras. Porque vamos a ver, qué más natural que un Presidente del Gobierno de España diga “oiga, pues mire, llevo tres años como Presidente y no he dispuesto de muchas ocasiones para ir por los bares a tomar café, así que no sé decirle”. Sencillo, ¿no? Pues no: hay que dar una respuesta, aunque sea equivocada.
El otro tema me resulta más interesante: un muchacho joven y fornido, de El Masnou por más señas, con esa estética digamos progresista que renuncio a describir, preguntó, casi literalmente: “¿cuándo piensa el gobierno hacer algo para que yo pueda comprarme una casa?”. Qué ocasión perdida, Dios… Para Zapatero, por descontado, pero me temo que también para cualquier otro líder en activo. Qué ocasión de responderle, antes de explicar las medidas que el Gobierno adoptará en materia de vivienda, algo así como: “antes de responder a su pregunta, permítame que le haga yo una: ¿está usted dispuesto a trabajar duro, a dedicar las horas que haga falta, a estudiar y reciclarse a fondo para estar entre los mejores, para poder aspirar a puestos de trabajo bien remunerados; está dispuesto a ser competitivo en la economía de mercado; estaría dispuesto a cambiar de residencia y de ciudad si una buena oferta laboral se lo exigiese? ¿Está usted dispuesto a todos estos y otros esfuerzos para poder comprarse una casa, ya que tanta importancia le da a la propiedad privada?”. No me negarán que ver la cara del muchacho hubiera valido todo el programa. Pero no. Impensable. Un político, y más si es de izquierdas, jamás hará eso. Lógico por otra parte: los ciudadanos que llegan a valorar la dependencia de su propio esfuerzo suelen ser cada vez más reacios a depositar su confianza en los políticos.
Germont
1 comentario:
Realmente Zapatero tenía el manual del "discurso político", el de hablar sin decir nada. Y mira por donde le preguntaron el "dato", el puñetero dato. Y qué es eso de pagar por un café... ¿desde cuando Zapatero no paga nada? Porque también es cierto que España le vale también 80 céntimos de euro en cuanto que "casi se la regala" a Batasuna y ERC si no nos damos prisas en echar al "loco" de La Moncloa. Un mini-dictador que es mejor que vaya a hacer películas de Charlot versión "llanto.
frid
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