Jueves de infamia
Los seguidores y simpatizantes pro-etarras acudieron masivamente a los peajes de la autopista, cruces y accesos a San Sebastian y ante la puerta del hospital para vitorear al HÉROE.
Las escenas de entusiasmo y casi de histeria colectiva se han colado en las salas de estar de los españoles que, en su mayoría quiero suponer, se han quedado estupefactos.
Un velo invisible de tristeza e impotencia ha embargado a - casi toda- una honrada y antigua Nación. Y mientras la MENTIRA y el CINISMO más obsceno nos pisoteaba el honor y la dignidad desde la cloaca de detritus en que se ha convertido la boca del fementido Rubalcaba, los asombrados ojos de Maite Pagaztundía y de Rosa Díez, del mismo partido ¡quién lo diría! de los miserables cobardes que han cedido al vil chantaje, parecía que iban a estallar en lágrimas en directo frente a una audiencia sobrecogida.
Ni siquiera las notas de la "Novena Sinfonía" que me acompaña en este momento son suficientes para liberarme de la congoja.
Las lágrimas resbalan por mis mejillas. Lágrimas por los asesinados, lágrimas por la mitad del pueblo vasco, lágrimas por los inocentes y lágrimas de miedo por todos nosotros.
LUIS.
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