miércoles, febrero 28, 2007

Las motos de Blanco


Un artículo de Germont

Cuando se retire de la política, José Blanco debería instalar una tienda de motos. No lo digo por su capacidad intelectual, que el sector de vendedores de ciclomotores no tiene la culpa. Me refiero a que tiene tal habilidad para venderles motos a los ciudadanos que el éxito del negocio parece asegurado.

Bien, habilidad tal vez no sea el término adecuado. Pero ganas, voluntad, tenacidad, descaro y ausencia total de sentido del ridículo, todo eso no puede negársele. La moto no tendrá ruedas, o le faltará el motor, o carecerá de sillín, o ni siquiera será una moto sino una escoba, pero él intentará venderla sin despeinarse ni apear la sonrisa.

La de hoy ha sido gloriosa, una auténtica Harley Davidson. Afirmaba ufano y risueño que el ministro de Industria Joan Clos era hombre de asombrosa intuición puesto que, careciendo de toda información, había vaticinado que la opa de Eon sobre Endesa peligraba a favor de una opción “más española”. El tema surgía a raíz de la noticia de que la italiana Enel aspiraba a adquirir casi un 25 % de la eléctrica española. Horas ha tardado Enel en admitir la reunión mantenida con el ministro hace unos días, y rebajar así las dotes de pitoniso de Clos hasta colocarle en una situación ciertamente comprometida, y de paso en dejar en absoluta evidencia la moto de Blanco: ni ruedas, ni frenos, ni carburador.

Aunque tal vez el problema no sea Blanco. ¿Se han dado ustedes cuenta de que probablemente somos el país europeo en que más motos circulan? Es porque hay mucha gente dispuesta a comprarlas. También en política: aún son millones los que compran al partido socialista flamantes harleys para acabar cabalgando sobre escobas. Y además, satisfechos. País…


Germont

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