La consigna
“Si el Tribunal Constitucional tumba el estatuto de Cataluña, es la Constitución la que tiene el problema”. Esta es la consigna que los portavoces mediáticos del nacionalismo comienzan a extender como un reguero de pólvora. En otra versión: “si la voluntad popular expresada por el pueblo de Cataluña no encaja en la Constitución, que se modifique ésta, y no la voluntad del pueblo”.
Pues no, miren. El tema no es un choque entre la voluntad del pueblo catalán y la Constitución. La cuestión es que un parlamento autonómico se lanza a la modificación de un estatuto de autonomía que no deja ni los cimientos del anterior; que un presidente del gobierno de España anuncia imprudentemente que aceptará (como si de él dependiese en exclusiva) cualquier cosa que le venga del parlamento catalán; que por primera vez en la historia un estatuto, y además de dudosa constitucionalidad, se aprueba contra la voluntad del principal partido de la oposición; que pese a la anunciadísima voluntad de ese partido que representa casi a la mitad del electorado de plantear recurso de inconstitucionalidad, el gobierno catalán se apresura a someter el texto a referéndum; que el texto tiene unos 250 artículos y decenas de disposiciones adicionales y transitorias que lo hacen de casi imposible lectura para cualquier ciudadano normal; que mientras toda la clase política se masturbaba colectivamente con la inclusión del término nación, las encuestas desvelaban que el tema interesaba al 5 % del electorado; que finalmente el referéndum arrojó una mayoría a favor del sí muy por debajo de la que aprobó el anterior estatuto, y con el peor dato de participación de la historia.
1 comentario:
Es desastroso, van contra viento y marea, y lo peor es que me temo, quizá más por asqueamiento que por pesimismo, que finalmente se saldrán con la suya.
Los catalanes no nacionalistas están cansados y ese su peor mal. La dejadez los sepultará a todos bajo el manto del manifiesto. Así que si ahora les parece que les gobiernan unos incompetentes, es cuestión de tiempo que terminen por irse del ridículo e inventado Reino Catalán.
Sufro por ellos, mucho...
Saludos Cordiales!
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