miércoles, febrero 07, 2007

Aguando el vino

Brindamos todos con entusiasmo por la recusación de Pérez Tremps. Bien, hagámoslo. Pero a mí no deja de inquietarme el panorama que a la luz de este hecho se ha desvelado.

Veamos, si en una cuestión absolutamente de manual, para la que no hace falta ser catedrático de derecho constitucional, sino que basta tener dos dedos de frente, se ha rozado el empate, ¿qué nos espera en el debate del estatuto? Un señor que cobra de la Generalitat para redactar un informe que luego es transcrito casi punto por punto en el texto estatutario sobre cuya constitucionalidad él mismo tiene que dictaminar... ¿y aún hay cinco magistrados que votan por su imparcialidad? Dios nos coja confesados. De verdad que ardo en deseos de leer los argumentos de estos cinco jueces.

Esto nos pone ante la crudísima realidad (sí, vale: ya lo sabíamos) de la politización extrema del TC, dividido en piezas blancas y piezas negras dispuestas a hacer el trabajo que sus respectivas obediencias políticas les exijan, más allá de cualquier criterio jurídico o de interpretación de la Constitución.

Por no hablar de lo que podría pasar si el TC dictamina por tan exigua mayoría que el estatuto de Cataluña es inconstitucional. "Seis jueces contra la voluntad el pueblo de Cataluña" sería lo más suave que leeríamos.

Se avecinan tiempos convulsos, pero ahora más que nunca, frente a los nacionalistas resistir es vencer.


Antonio

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