lunes, julio 24, 2006

Equidistancias, o "en el fondo se lo merecen"

De un gobierno con un origen tan trágico como el que surgió del 14-M debería esperarse menos comprensión hacia la causa del terrorismo islámico. Un gobierno decente que ha visto (ésa es al menos su versión) cómo el terror islamista asesina a 200 personas y mutila a 1.500 debería ser inmensamente comprensivo con la causa de otra nación democrática acosada día y noche por los ataques contra la población civil. Es más: cualquier gobierno que se precie de serlo hubiese anunciado una caza sin cuartel, mundo a través, a los ideólogos inductores de ese atentado. Recuerdo a Bush y a Reagan prometiendo a los asesinos que les encontrarían allá donde se escondiesen, e incluso recuerdo a un ministro del Interior español, creo que el general Ibáñez Freire, pronunciando una frase que pasó a las hemerotecas: “les perseguiremos hasta el centro de la Tierra”. Frases para la galería, a menudo, pero que permiten a los ciudadanos confiar, aunque nunca puedan constatarlo, en que mediante arriesgadas y precisas operaciones de espionaje e infiltración se acabe haciendo justicia.

¿Os dais cuenta? El gobierno de izquierdas emanado de las elecciones del 14 –M no ha hecho jamás una promesa de este tipo, admito que caigo en la cuenta ahora y no deja de ser chocante: nunca nos prometió que llegaría hasta el final y que buscaría hasta hallarlos a los culpables. Y ahora, además, se muestra no solo tácitamente comprensivo con las milicias de Hezbollah y Hamas, no solo crítico con la contundencia de la respuesta israelí, sino que llega a afirmar, como acaba de hacer José Blanco, que las víctimas civiles son deliberadamente buscadas por los israelíes.

Ese es el principio que impregna los planteamientos de la izquierda: Israel se merece lo que le pasa. EE.UU. se mereció en el fondo lo del 11-S. La España de Aznar se mereció el 11-M por apoyarles sin fisuras. Comprensión con los terroristas. Diálogo. Negociación. Paz a cualquier precio. Equidistancia, o ni siquiera eso. Estos progresistas de salón harían bien en escuchar a personas como Shlomo Ben Ami, que no es precisamente un halcón, cuando decía el otro día por la radio poco más o menos esto: “ustedes tienen como vecino a Francia, y más allá están Bélgica y Suiza y Alemania, y luego Holanda y Dinamarca, y después Suecia y Noruega... Nosotros tenemos a Palestina y al Líbano, y a Siria, y a Irán, ... Háblenles a estos países de principios de derecho internacional, háblenles de diálogo, de respeto a la ley y a la libertad, y a la democracia. Qué fácil es la equidistancia desde la confortable Europa”.


Germont

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