Un símbolo adecuado
Se rumorea que el cuatripartito catalán piensa seriamente en cambiar el himno nacional de Cataluña, y que esa reforma puede todavía incluirse como enmienda transaccional en el debate en el Senado del estatuto de autonomía. En concreto, la propuesta que se está valorando consiste en sustituir Els Segadors por la melodía que Nino Rota compuso para la película El Padrino.
Parece que hay dos obstáculos graves, pero se confía en la capacidad negociadora del president Maragall para desbloquearlos. Uno es el de los derechos de autor, sobre los que se solicita una rebaja considerable dada la frecuencia, inusitada para cualquier otro país, con que el himno nacional de Cataluña se interpreta y entona en cada acto público, deportivo, social o popular. Parece que la oferta de otorgar la Creu de Sant Jordi no ha ablandado por el momento a los negociadores italianos.
El otro obstáculo parecía más serio: al parecer, miembros de la Mafia siciliana manifestaron en una reunión con representantes del cuatripartito su malestar ante la posibilidad de que la utilización de esa melodía, que ha llegado a identificarse con su organización, acabe relacionándose a nivel popular con hechos tan turbios como los que se producen en el Principado. Ante las protestas de los negociadores catalanes, los sicilianos sentenciaron "nosotros tenemos unos principios", y depositaron suavemente sobre la mesa un dossier con recortes de prensa:
“El conseller en cap Carod Rovira coloca a su hermano Apel les como alto cargo”. “El portavoz Joaquim Nadal nombra director general a su hermano”. “El presidente en funciones de la Generalitat se entrevista con líderes de ETA en Perpiñán para pedirles que cuando maten cuiden de no hacerlo en Cataluña”. “La Generalitat gasta 100.000 euros diarios en informes encargados a empresas y profesionales próximos al tripartito, incluidos familiares directos del conseller en cap Bargalló”. “El presidente del Consejo Consultivo de la Generalitat, equivalente al Consejo de Estado español, dimite por estar implicado en el escándalo de los informes”. “El presidente Maragall intenta nombrar a su hermano Ernest como cargo de confianza”. “El gobierno de CiU encargó informes que inducían a marginar a periodistas poco nacionalistas”. “ERC envió cartas obligando a los funcionarios a pagar al partido para conservar el puesto”. “Juventudes de ERC agreden y amenazan a los asistentes a una conferencia”. “El barrio del Carmel se hunde porque la calidad del cemento no era la adecuada a causa de las comisiones a políticos”. “El conseller de Governació destituye al jefe de los inspectores que debían investigar el escándalo de los informes”,...
Cuando el acuerdo parecía imposible, sin embargo, el negociador catalán se inclinó hacia el siciliano para susurrarle al oído: “voy a hacerle una oferta que no podrá rechazar. Les enseñaremos nuestro sistema”. Los ojos del siciliano brillaron con la ilusión de los de un crío...
Parece que hay dos obstáculos graves, pero se confía en la capacidad negociadora del president Maragall para desbloquearlos. Uno es el de los derechos de autor, sobre los que se solicita una rebaja considerable dada la frecuencia, inusitada para cualquier otro país, con que el himno nacional de Cataluña se interpreta y entona en cada acto público, deportivo, social o popular. Parece que la oferta de otorgar la Creu de Sant Jordi no ha ablandado por el momento a los negociadores italianos.
El otro obstáculo parecía más serio: al parecer, miembros de la Mafia siciliana manifestaron en una reunión con representantes del cuatripartito su malestar ante la posibilidad de que la utilización de esa melodía, que ha llegado a identificarse con su organización, acabe relacionándose a nivel popular con hechos tan turbios como los que se producen en el Principado. Ante las protestas de los negociadores catalanes, los sicilianos sentenciaron "nosotros tenemos unos principios", y depositaron suavemente sobre la mesa un dossier con recortes de prensa:
“El conseller en cap Carod Rovira coloca a su hermano Apel les como alto cargo”. “El portavoz Joaquim Nadal nombra director general a su hermano”. “El presidente en funciones de la Generalitat se entrevista con líderes de ETA en Perpiñán para pedirles que cuando maten cuiden de no hacerlo en Cataluña”. “La Generalitat gasta 100.000 euros diarios en informes encargados a empresas y profesionales próximos al tripartito, incluidos familiares directos del conseller en cap Bargalló”. “El presidente del Consejo Consultivo de la Generalitat, equivalente al Consejo de Estado español, dimite por estar implicado en el escándalo de los informes”. “El presidente Maragall intenta nombrar a su hermano Ernest como cargo de confianza”. “El gobierno de CiU encargó informes que inducían a marginar a periodistas poco nacionalistas”. “ERC envió cartas obligando a los funcionarios a pagar al partido para conservar el puesto”. “Juventudes de ERC agreden y amenazan a los asistentes a una conferencia”. “El barrio del Carmel se hunde porque la calidad del cemento no era la adecuada a causa de las comisiones a políticos”. “El conseller de Governació destituye al jefe de los inspectores que debían investigar el escándalo de los informes”,...
Cuando el acuerdo parecía imposible, sin embargo, el negociador catalán se inclinó hacia el siciliano para susurrarle al oído: “voy a hacerle una oferta que no podrá rechazar. Les enseñaremos nuestro sistema”. Los ojos del siciliano brillaron con la ilusión de los de un crío...
Germont
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