Carta abierta al director de la Vanguardia
Sr. Director: soy antiguo lector de la Vanguardia, la que dejé de adquirir cuando su propietario, Conde de Godó, coadyuvó a la aniquilación de la emisora de radio más fresca e ingeniosa que ha surgido en España en los últimos años: Antena 3
En el día de hoy, ajeno a la lectura de su diario, veo que persevera en su ánimo de torpedear la libertad de expresión de una entidad, Foro de Ermua, nacida de uno de los asesinatos más descabellados y siniestros que se han perpetrado en España en los últimos años.
De manera que ese diario que Vd. dirige, bien se inmiscuye en la aniquilación de una emisora de radio, bien en el silencio de un colectivo de ciudadanos honrados y gallardos. Por ironías del destino La Vanguaradia persevera en atentar contra la libertad de expresión de quienes se oponen al que ejerce el Poder Socialista de Madrid...
Espero que en el próximo atentado a la libertad de expresión no aparezca, de nuevo, ese diario antaño señorío de la prensa española, en cuyo elenco de directores figuran prohombres como Plá, Aznar, Agulló... y otros que nunca se hubieran prestado a lo que Vd. acomete con sorprendente naturalidad.
En el día de hoy, ajeno a la lectura de su diario, veo que persevera en su ánimo de torpedear la libertad de expresión de una entidad, Foro de Ermua, nacida de uno de los asesinatos más descabellados y siniestros que se han perpetrado en España en los últimos años.
De manera que ese diario que Vd. dirige, bien se inmiscuye en la aniquilación de una emisora de radio, bien en el silencio de un colectivo de ciudadanos honrados y gallardos. Por ironías del destino La Vanguaradia persevera en atentar contra la libertad de expresión de quienes se oponen al que ejerce el Poder Socialista de Madrid...
Espero que en el próximo atentado a la libertad de expresión no aparezca, de nuevo, ese diario antaño señorío de la prensa española, en cuyo elenco de directores figuran prohombres como Plá, Aznar, Agulló... y otros que nunca se hubieran prestado a lo que Vd. acomete con sorprendente naturalidad.
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