miércoles, febrero 22, 2006

El adolescente

La madre de Irene Villa cuenta hoy en el programa de Carlos Herrera parte de la conversación que mantuvo la otra tarde con el presidente Zapatero. La madre le había dicho siempre a su hija amputada que si no las piernas, la sostendrían siempre la justicia y los políticos encargados de diseñarla. Se preguntaba retóricamente la madre, y se lo preguntaba al presidente, qué iba a decirle ahora que a su hija no sólo le fallaban las piernas. En ese instante, el presidente intervino: “Te comprendo muy bien, porque a mí también me fusilaron al abuelo.” Es (casi) estúpido ensañarse con el presidente por este comentario. Formalmente, no va más allá de la pueril descortesía que muestra aquel al que le dices que estás con gripe y te interrumpe diciendo que hace dos años cogió una, que ésa sí fue terrible. Pero el comentario es riquísimo desde otro punto de vista, que enlaza, además, con esa paz sin vencedores ni vencidos (resultado de una guerra) que quieren los socialistas realmente existentes. Es obvio (y duelen los ojos: y me duele la inteligencia por no haberme dado cuenta hasta ahora) que el Adolescente ve el asunto vasco como un coletazo de la guerra civil. Es más: como la superación definitiva de la guerra civil. La superación (inútil es subrayarlo) queda a su cargo. El presidente/nieto cierra la última herida. No sólo se explicaría a partir de ello la sorprendente vanidad de sus movimientos públicos y privados. Sino algo más grave: el convencimiento de que esta última guerra han de ganarla los otros. Aunque sea un poquito. Para que el ansia infinita de paz (de una auténtica paz cosida a través del tiempo) finalmente reine.

Articulo extraido de Blog de Arcadi Espada

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