viernes, diciembre 05, 2008

9mm paravalium

Parabellum y valium, la receta perfecta: el que no pueda aguantar la tensión y el acoso terrorista y nacionalista, que se tome un valium. El rudo Azrallus, el valeroso aita de todos los nacionalistas vascos, el que nunca se sabe que haya sido objetivo amenazado por ETA, ha dado con la solución al terrorismo: hay que aguantar y aguantar, porque eso vale más que todos los policías. No se pierdan la grabación en sonido directo: el casi escupitajo despectivo que acompaña a la p de Pérez Rubalcaba no tiene desperdicio.

El asesinato de Ignacio Uría ha puesto al descubierto todas las miserias de la sociedad y la política vascas, como si un eficiente guionista cinematográfico se hubiese esforzado en incluir en la escena todos los ingredientes que exponen la podredumbre vasca. Los compañeros de mus que sustituyen al muerto por otro parroquiano y echan su partida mientras en la calle se limpia la sangre a manguerazos; el bar que sigue abierto pese al asesinato a sus puertas de uno de sus clientes habituales; el ayuntamiento regido por los terroristas; el 25 % de la plantilla del asesinado que no acude a la concentración en su memoria; el hermano de la víctima aturdido porque “hemos vivido toda la vida a rastras, para acabar así”; los trabajadores proclamando como condena un inaudito “no estamos de acuerdo”, como si hablasen de la subida del salario mínimo; Ibarreche más preocupado por que el muerto sea uno de los suyos; la Ertzaintza que lleva más de tres años sin detener a un terrorista; y el viejo loco recetando valium a las víctimas , a esos blandos que no saben resistir esos pequeños contratiempos y sacrificios que necesariamente implica el proceso de construcción nacional. Que somos vascos, coño, a ver si vamos a lloriquear por estas cosas. Aguantar, aguantar y aguantar, nada de policías, esto se arregla entre nosotros, los vascos y las vascas.

Por supuesto, el guión se desarrolla en el escenario adecuado: la lluvia cae mansamente sobre las calles grises, los postigos aparecen cerrados dejando intuir que tras ellos, a través de las rendijas, los cobardes y los cómplices otean la calle y pasan lista.

Antonio

No hay comentarios: