Pues sí, parece que algo se mueve
Por Antonio Jaumandreu
En Cataluña, quiero decir. Los últimos pronunciamientos de empresarios distinguidos son realmente interesantes, por decir lo que dicen y por venir de quien vienen. Lo de ayer en el Círculo de Economía, por ejemplo, me ha dejado petrificado. Uno puede encontrar razonable que José Manuel Lara Bosch (Planeta, La Razón, Avui, Casa del Libro, Vueling y no sé cuántas cosas más) se desmarque del discurso nacionalista, y lo cierto es que lo que resulta extraño es que no lo hiciese antes. Pero es que quien se destapó de manera absolutamente sorprendente fue Josep Oliu, presidente de Banco Sabadell. La sólida entidad bancaria pasaba por ser (si excluimos a La Caixa, que no es propiamente un banco) el paradigma de catalanidad y aplauso constante al poder de la Generalitat. Muy mal deben verse venir las cosas cuando su presidente sale diciendo, negro sobre blanco, que nos ha resultado y nos resulta muy cómodo a todos, políticos y empresarios, tener siempre un culpable a 600 kilómetros de distancia, y reprochando, con tintes de severa autocrítica, el alarde de victimismo cotidiano.
Lara se permitió incluso recordar que FECSA y ENHER eran empresas catalanas, que cuando las cosas vinieron mal dadas, básicamente por una lamentable gestión, optaron por socializar las pérdidas pidiendo ayuda al Estado... español, por supuesto. Y que hoy nos quejamos de la gestión que han hecho, pero olvidamos que estuvieron en manos catalanas y no fuimos capaces de sacarlas adelante.
Contrasta todo ello con la sorprendente arremetida de la víspera, por parte de Joan Rosell, que siempre había pasado por próximo al PP, y que preside Fomento del Trabajo Nacional, tradicionalmente la patronal menos nacionalista de las que operan en Cataluña, filial de CEOE. Rosell clamó por la publicación de las balanzas fiscales, e insistió en la leyenda urbana de la falta de inversiones del Estado en Cataluña, argumento recurrente en el nacionalismo más rancio.
Repito que lo del presidente del Sabadell es lo más sorprendente, y tratándose de un banquero hay que estar seguro de que se siente con las espaldas bien cubiertas. ¿Algo se mueve en Cataluña, empieza el dinero a decir basta a tanto experimento social, a tanto afán separador, a tanto progresismo de salón, a tanta administración socialista / comunista / ecologista / separatista superpuesta? No sería mal comienzo, a ver quién sigue, porque tales pronunciamientos provocan necesariamente alineamientos posteriores. Y a ver quién, de entre los políticos, recoge el guante y da la cara ante el empresariado. Ya debería estar Rajoy en el puente aéreo camino de Barcelona, porque los líderes de que dispone aquí, francamente, no dan la talla ante tales interlocutores.
Los árboles y el bosque
Lara se permitió incluso recordar que FECSA y ENHER eran empresas catalanas, que cuando las cosas vinieron mal dadas, básicamente por una lamentable gestión, optaron por socializar las pérdidas pidiendo ayuda al Estado... español, por supuesto. Y que hoy nos quejamos de la gestión que han hecho, pero olvidamos que estuvieron en manos catalanas y no fuimos capaces de sacarlas adelante.
Contrasta todo ello con la sorprendente arremetida de la víspera, por parte de Joan Rosell, que siempre había pasado por próximo al PP, y que preside Fomento del Trabajo Nacional, tradicionalmente la patronal menos nacionalista de las que operan en Cataluña, filial de CEOE. Rosell clamó por la publicación de las balanzas fiscales, e insistió en la leyenda urbana de la falta de inversiones del Estado en Cataluña, argumento recurrente en el nacionalismo más rancio.
Repito que lo del presidente del Sabadell es lo más sorprendente, y tratándose de un banquero hay que estar seguro de que se siente con las espaldas bien cubiertas. ¿Algo se mueve en Cataluña, empieza el dinero a decir basta a tanto experimento social, a tanto afán separador, a tanto progresismo de salón, a tanta administración socialista / comunista / ecologista / separatista superpuesta? No sería mal comienzo, a ver quién sigue, porque tales pronunciamientos provocan necesariamente alineamientos posteriores. Y a ver quién, de entre los políticos, recoge el guante y da la cara ante el empresariado. Ya debería estar Rajoy en el puente aéreo camino de Barcelona, porque los líderes de que dispone aquí, francamente, no dan la talla ante tales interlocutores.
Los árboles y el bosque
No hay comentarios:
Publicar un comentario