domingo, octubre 21, 2007

Desde mi trinchera liberal: El patriotismo económico.


Con el aliento de las elecciones en la nuca, el patriotismo se convierte en un valor en alza. Ya no es España un concepto discutido y discutible, una nación de naciones, una copla del pasado. Vuelve a estar de moda la bandera y el pasodoble, aunque sea puro retoque de cosmética electoral. En el fondo son lo que son. España se la trae floja al Solemne.



En uno de esos alardes de fervor patriótico que últimamente le afloran, Zapatero habló en el foro del ABC de "patriotismo económico". Suficiente para que todo el mundo se echase a temblar. La última vez que Zapatero echó mano del patriotismo económico, intentó robar la cartera a los accionistas de Endesa, se saltó todos los límites legales a la hora de dinamitar la transparente OPA de la alemana E.On, provocando una crisis de prestigio y credibilidad de la economía española que sitúó a España al nivel del populismo de boina roja, y que hizo intervenir a una enojada Europa. Al final, y como es sabido, la primera eléctica española acabó en manos de Acciona y de la italiana ENEL, con diferencia, la peor eléctrica europea en términos de eficiencia. Endesa tiene todos los visos de acabar troceada en un futuro no muy lejano. Gracias al patriotismo de Zapatero. No hay que olvidar que la actual situación de Endesa es consecuencia de un proceso que Zapatero inició en cumplimiento de los oscuros pactos del botijo de Tinell y le acabó desbordando. Toma patriotismo.



Zapatero no duda en jugar con lo más sagrado si eso le conviene. Puro pragmatismo. Y su patriotismo, más postizo que su talante. Menos mal que se le coge rápido.

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