“ Quien no comprende una mirada…
Por Reme Falaguera
Según la Memoria de la Fiscalía General del Estado “el año pasado llegaron a Canarias 31.678 personas procedentes de África, frente a los 4.767 de 2005”. Esta “excepcional circunstancia”, continuo citando el informe, “ha convulsionado las conciencias de los españoles”.
Es verdad que ante estas cifras una persona decente no debería quedarse indiferente . Pero la triste realidad es que muchos de nosotros no reconocemos la historia trágica que hay detrás de cada una de esas personas y preferimos mirar hacia otro lado mientras debatimos sobre la falta de recursos económicos, los problemas sociales, educativos y sanitarios, e incluso de la falta de seguridad ciudadana que este trágico panorama de sobra conocido supondrá para nuestro país.
Es más, sentados cómodamente delante de nuestro televisor, vemos, sin ver, imágenes de personas aterrorizadas, hambrientas y desesperadas que se amontonan en una barcaza y sortean las grandes olas, el frío y la oscuridad para escapar de la pobreza de su país. Vemos sin ver que el hambre, las injusticias en el reparto de la tierra, las guerras o los abusos de los que mandan son razones suficientes para su viaje. Ellos solo quieren trabajar para alimentar las bocas de sus hijos, para buscar mejores condiciones de vida para los suyos.
Pero nosotros no tenemos tiempo para estas nimiedades. Estamos demasiado agobiados con nuestros problemas de trabajo, la crispación política, el boicot al rey, las promesas electorales,…. Ya tenemos bastante, ¿no? ¿Cómo vamos a permitir que unas imágenes llenas de impotencia nos desvíen de los “verdaderos y trascendentes” problemas de la sociedad? ¿No pagamos con nuestros impuestos a unos funcionarios de salvamento marítimo, a la Cruz Roja, a los organismos creados para esta misión? Ellos ya sabrán.
Y no me extraña que escondamos la cabeza. Mirarles a los ojos y mantener su mirada tan sólo unos segundos nos llenan de vergüenza. Sus miradas desgarradoras nos despiertan a la realidad y nos proyectan, como en un espejo, el grado de envilecimiento, de sinrazón y de egoísmo en la que estamos inmersos. Por eso, ante todo hemos de hablar de dignidad humana y plantearnos, ¿Cuántos muertos necesitamos para darnos cuenta de que son seres humanos como nosotros, que merecen respeto y dignidad?
Sólo así podremos llegar a la raíz de los problemas.
Después de oír la afirmación del director de la Guardia Civil para quien “los inmigrantes no son delincuentes, sino víctimas”, ¿cómo vamos a pasar pagina sin hacer algo al respecto? Si así lo hiciéramos seríamos cómplices del dolor, de la tragedia, de la humillación. Yo por mi parte pienso utilizar todos los medios a mi disposición para exigir a la clase política responsable y a los medios de comunicación el compromiso de una regulación y de un tratamiento informativo que defienda su dignidad y el reconocimiento de sus derechos fundamentales.
Será cuestión de años, es verdad. Pero como dice un proverbio árabe: “Quien no comprende una mirada, tampoco comprenderá una larga explicación”.
Es verdad que ante estas cifras una persona decente no debería quedarse indiferente . Pero la triste realidad es que muchos de nosotros no reconocemos la historia trágica que hay detrás de cada una de esas personas y preferimos mirar hacia otro lado mientras debatimos sobre la falta de recursos económicos, los problemas sociales, educativos y sanitarios, e incluso de la falta de seguridad ciudadana que este trágico panorama de sobra conocido supondrá para nuestro país.
Es más, sentados cómodamente delante de nuestro televisor, vemos, sin ver, imágenes de personas aterrorizadas, hambrientas y desesperadas que se amontonan en una barcaza y sortean las grandes olas, el frío y la oscuridad para escapar de la pobreza de su país. Vemos sin ver que el hambre, las injusticias en el reparto de la tierra, las guerras o los abusos de los que mandan son razones suficientes para su viaje. Ellos solo quieren trabajar para alimentar las bocas de sus hijos, para buscar mejores condiciones de vida para los suyos.
Pero nosotros no tenemos tiempo para estas nimiedades. Estamos demasiado agobiados con nuestros problemas de trabajo, la crispación política, el boicot al rey, las promesas electorales,…. Ya tenemos bastante, ¿no? ¿Cómo vamos a permitir que unas imágenes llenas de impotencia nos desvíen de los “verdaderos y trascendentes” problemas de la sociedad? ¿No pagamos con nuestros impuestos a unos funcionarios de salvamento marítimo, a la Cruz Roja, a los organismos creados para esta misión? Ellos ya sabrán.
Y no me extraña que escondamos la cabeza. Mirarles a los ojos y mantener su mirada tan sólo unos segundos nos llenan de vergüenza. Sus miradas desgarradoras nos despiertan a la realidad y nos proyectan, como en un espejo, el grado de envilecimiento, de sinrazón y de egoísmo en la que estamos inmersos. Por eso, ante todo hemos de hablar de dignidad humana y plantearnos, ¿Cuántos muertos necesitamos para darnos cuenta de que son seres humanos como nosotros, que merecen respeto y dignidad?
Sólo así podremos llegar a la raíz de los problemas.
Después de oír la afirmación del director de la Guardia Civil para quien “los inmigrantes no son delincuentes, sino víctimas”, ¿cómo vamos a pasar pagina sin hacer algo al respecto? Si así lo hiciéramos seríamos cómplices del dolor, de la tragedia, de la humillación. Yo por mi parte pienso utilizar todos los medios a mi disposición para exigir a la clase política responsable y a los medios de comunicación el compromiso de una regulación y de un tratamiento informativo que defienda su dignidad y el reconocimiento de sus derechos fundamentales.
Será cuestión de años, es verdad. Pero como dice un proverbio árabe: “Quien no comprende una mirada, tampoco comprenderá una larga explicación”.
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