viernes, agosto 24, 2007

Desde mi trinchera liberal: El Anguitazo



No es que tenga yo una excesiva fe en la capacidad de raciocicinio de alguien que se declara comunista a estas alturas, que ya lo decía Kissinguer: "El Comunismo encuentra gran audiencia allí donde no gobierna".



Las últimas declaraciones de Julio Anguita sólo se pueden entender desde esa visceralidad anticatólica, ciega de prejuicio y de cómodo cacareo, que suele acompañar a la izquierda española. La cabra siempre tira al monte y la izquierda nacional a quemar iglesias, a controlar conciencias y a cercenar libertades. Y Anguita, para sorpresa de algunos, no podía ser la excepción. En el fondo es esclavo de su dogmatismo intelectual. El comunismo es la expresión de una moral de esclavos.



Decir que la Iglesia es un "parásito" es una distorsión de la realidad de alguien que antepone el engaño ideológico a la verdad de los hechos, y a la función social de la Iglesia. Es un fraude, imperdonable, en quien como Anguita quiere hacer de la política social su constante pedaleo. ¿Cuánto ahorra al Estado la cobertura social de la Iglesia, a cambio de nada? De las cifras de su infamia.



Hablando de parásitos, que nos den a los ciudadanos la posibilidad de financiar voluntariamente con una X en la declaración de la renta a los sindicatos y a determinados partidos políticos, como ocurre con la Iglesia Católica. A cuánto cuentista se le acabaría el chollo presupuestario. Más educación para la ciudadanía, por favor, que sólo así va a poder sacar pecho y pesebre la izquierda radical.

2 comentarios:

Piru dijo...

No se debe confundir a Julio Anguita con lo que en el artículo se llama "izquierda nacional": dudo que Zapatero sea de izquierdas.
Luego, hay que entender que para muchos, históricamente, el control de conciencias, el dogmatismo y la propensión a crear esclavos morales fue tarea de la Iglesia. No es hoy el caso, aunque algunos como el obispo Uriarte se empeñen en lo contrario.
Un saludo

Anónimo dijo...

No hay nada más cristiano que ser comunista. Lo que ocurre es que hay millones de católicos que no entienden a Cristo, y millones de ignorantes que nunca han entendido a Marx, o a Darwing, o a Newton, o a Einstein...