lunes, julio 02, 2007

Puigcercós lo tiene claro

Por Germont

Muchas cosas podrán reprochársele a Joan Puigcercós, pero no falta de claridad en las ideas y de desparpajo al exponerlas. De entre los líderes de ERC es sin duda el más directo y claro, y probablemente también el más inteligente. Hace tiempo que ha entendido que la única posibilidad que ERC tiene para alcanzar la soñada independencia es superar esa barrera que hasta ahora les separa de las clases económicamente pudientes, de los empresarios, los profesionales y la gente acomodada. ERC ha venido nutriéndose de una curiosa amalgama de antisistema, jóvenes radicales, estudiantes y, en general, clases sociales medias y bajas trufadas con algún que otro intelectual. La misma composición de las jerarquías dominantes del partido así lo confirma: unos cuantos maestros, un jardinero municipal que ejerce como presidente del parlamento, y poco más.

Puigcercós apuesta radicalmente por acercarse a los que tienen el dinero y por lo tanto el poder, y lo hace para quitarles el miedo que a este tipo de gente puedan transmitirles las palabras “izquierda” y “republicana”. Opta por centrar el discurso en lo económico, con la vieja cantinela de que todas las limitaciones de crecimiento que padece Cataluña se deben a Madrid. Y empieza a desarrollar un planteamiento de internacionalización interesante, arrinconando también los tópicos antiamericanos de los cachorros de la Esquerra. En definitiva, se trata de que determinadas clases y estamentos que hasta ahora mantenían un recelo irracional hacia la idea de una Cataluña independiente, empiecen a preguntarse porqué no. Aclararé lo de irracional: es un rechazo no argumentado, sin más fundamento que el miedo indefinido a una situación incierta. No es una oposición sólida y fundamentada a la idea de la segregación de Cataluña de España. Y por tanto es un recelo que puede ser vencido a poco que se aporten argumentos contundentes, con independencia de que sean ciertos o falsos, o demagógicos.

Esta debilidad en la postura antiseparatista se debe, en muy buena medida, a la absoluta falta de pegada que se detecta en el bando digamos españolista. Ya se sabe: la realidad normalmente no hace falta defenderla; está ahí y con eso basta. Cataluña es España, no hay más que ver el DNI de los catalanes. Cataluña es inviable económicamente sin España, qué duda cabe. Pero se equivocan profundamente quienes piensen que esta vez bastará con eso. Ya no. El separatismo ha avanzado tanto, se le ha cedido tanto terreno, en particular en enseñanza, medios de comunicación y cultura, que ahora ya resulta imprescindible (en realidad siempre lo fue) hacer acopio de argumentos, equipar el arsenal de respuestas, utilizar la claridad y el desparpajo que al líder republicano le reconocíamos al principio de este texto.

Este es probablemente el propósito de Montserrat Nebrera en esas cenas o encuentros que organiza con miembros de esos mismos colectivos a los que corteja Puigcercós. Esta lucha la ganará quien consiga granjearse la confianza de estas clases medias y altas, con poder económico y generadoras al propio tiempo de opinión, hasta ahora ajenas a la Esquerra, que se fueron alejando del PP por causas que darían para otros muchos artículos, y que ante la demolición cuidadosa de CiU están quedando huérfanas de referencias, pudiendo decantarse indistintamente, por sorprendente que parezca, de un lado o del otro. Tal como está España es muy difícil enardecer a esta gente con un discurso basado en la unidad de la Patria indisoluble de todos los españoles. Puigcercós vende entelequias, futuros rutilantes y libertades embelesadoras, indemostrables por supuesto, y con toda probabilidad condenadas al más atroz de los despertares. Pero su música suena bien a muchos oídos desencantados que no encuentran enfrente una melodía atractiva que vaya más allá del “ya estamos bien como estamos”.

Puigcercós prepara el embate contra España. Pues va siendo hora de que vayamos preparando el embate contra el nacionalismo, porque la simple resistencia impasible no va a ser suficiente.

Los árboles y el bosque

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