jueves, junio 14, 2007

La ministra Cabrera esta confusa

Por Luis I. Gómez

Debe ser agotador dirigir un ministerio sin más competencias que las de gastar el dinero de los contribuyentes en gestar ideas absurdas sobre cómo convertirnos definitivamente en siervos del estado. En un país en el que la redacción y aplicación de las normativas sobre educación esta prácticamente transferida al 100%, la figura del (o la) Ministro/-a de Educación se me antoja decorativa. No sería así si ese ministerio se encargase (y tuviese poder para ello) de coordinar las diferentes normativas autonómicas en materia educativa para garantizar el cumplimiento de la Constitución en todo el territorio nacional y los derechos de todos los españoles. Pero ni eso. Y de esto no tiene la culpa la ministra, que se ha encontrado un despacho en medio de la nada gracias a ese federalismo (que sería fantástico en cualquier otra circunstancia) que nos han colado a los ciudadanos por la espalda y con alevosía. A mí siguen sin preguntarme.

A lo que iba: la ministra Cabrera esta confusa. Ahora dice que si no se aprueba la asignatura esa de formación del espíritu nacionalsocialista, no se tendrá acceso a ningún título académico. Independientemente de que la cosa no funcionará si nos atenemos a lo que sabemos de la LOE, un par de suspensillos son pelillos en el océano buenista del sistema, su arrogancia le impide ver la realidad más allá de los meses (pocos) que le quedan de mandato: habrá CCAA que jamás apliquen esa normativa, las otras harán la vista gorda y la vida media de una ley de educación inservible y partidista es de, como mucho, 8 años.

Yo pensaba que para ser ministro de educación (y ciencia!) se necesitaba un cierto grado de competencia. Ya veo que no. Ni para ese ministerio, ni para otros. Y no se alarmen: si estos señores y señoras se salen con la suya, la incompetencia será la tónica general de nuestro país en los próximos 50 años.

Pero que importa eso ahora ya. En 50 años estaremos todos muertos victimas de la “caló”. Será esa la razón del cortoplacismo de Cabrera? Sabrá ella algo que los demás ignoramos?

Desde el exilio

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