martes, junio 19, 2007

Desde mi trinchera liberal: Educación para la ciudadanía.


Esta nueva versión de la formación del espíritu nacional ya encontró su precedente en las denominadas Napolas, los Institutos Político-Nacionales de Educación creados por Hitler para adoctrinar a la juventud alemana.



El objetivo de estos institutos era la degradación de los alumnos para facilitar su completa manipulación. Cabrera se identifica con los rebaños, no con las personas libres.



Para conseguir este objetivo, los nazis convirtieron las escuelas en una especie de familia sustituta a la que se confiaba a los jóvenes indefensos para su adoctrinamiento. El derecho a la educación ya no reside de forma absoluta en los padres, sino en el Estado, que es, en última instancia, el encargado de establecer las normas morales por las cuales se deben regir nuestros hijos. La autoridad ya no reside en los padres, falibles, sino en el Estado, infalible. Frente a esta visión irreal, platónica, del Estado, hay que contraponer las palabras de Emerson: "Al tratar del Estado debemos recordar que sus instituciones no son aborígenes, aunque existieran antes de que nosotros naciéramos; que no son superiores al ciudadano; que cada una de ellas ha sido el acto de un solo hombre, pues cada ley y cada costumbre ha sido particular." El endiosamiento del Estado es una arquitectura falsa.



En esta misma dirección está trabajando Marina, y esto mismo es lo que persiguen con la asignatura de educación para la ciudadanía en España. Algún día Marina nos dará una tesis sobre cómo giran las veletas con los bolsillos llenos. Bajo ha caido.



La ministra Cabrera, a tal nombre tal honor, acaba de decir que quienes no estudien la asignatura de adoctrinamiento para la ciudadanía no conseguirán títulos académicos. Sabe que una marea de padres nos estábamos rebelando y recurre a la coacción. Así se retrata.



El Partido Popular ha afirmado que si gana las elecciones retirará esta ley totalitaria en sus formas y en su fondo. Un dato que habrá que tener en cuenta a la hora de votar.

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