lunes, junio 25, 2007

Ahora le toca a la política basura


Por Ángel

Recuerdo que por allá el año 2005 se intentó atajar la información basura de las TVs. Entonces nos sentimos felices porque en España, por fin, se intentara acabaran con la basura que las TVs emitían en horario infantil.

Era un logro difícil, después de años de cerrar ojos y oídos ante la protesta reiterada de consumidores, padres y numerosas asociaciones y ONGs de la sociedad civil. Se comprende que a los gobiernos les resulte complicado presionar a unas empresas mediáticas con las que mantienen relaciones estrechas, muchas veces de complicidad, y a las que necesitan para proyectar sus mensajes, potenciar su imagen en la sociedad para influirla a la hora de votarles en las elecciones (único parecido a una realidad democrática) y negarles una fuente importante de ingresos.

Es cierto que la situación había llegado a ser dramática. El culto al adulterio, al devaneo y al cotilleo sobre la vida de unos famosos que sólo debían, o deben, su estatus a una televisión empeñada en exhibir vicios y lacras, había invadido la pantalla en el único país de la Europa comunitaria que, junto a Luxemburgo, no posee un consejo audiovisual dedicado a vigilar y controlar el sector y las emisiones. Durante muchos años, a pesar de que un partido como el PP, teóricamente conservador y cercano a los valores tradicionales y religiosos, estuvo ocho años en el poder, Antena 3, Tele 5 y La Primera (TVE- 1) han emitido unas 13 horas diarias, aproximadamente, de cotilleo y culebrones, de lunes a viernes, en horario infantil de tarde.

Ahora debería tocarle el turno a la política basura, más dañina si cabe, no sólo porque afecta a la dimensión más noble del ciudadano, a sus ideales y sueños políticos y comunitarios, sino también porque esa política basura se practica en todos los rincones de la sociedad, desde el parlamento al corazón de los partidos políticos, sin olvidar las instituciones y empresas públicas y el gobierno nacional, los regionales y los municipales. La basura política también penetra en nuestras vidas y hogares a través de la televisión, pero sin horarios restringido, desde la madrugada a la alta noche, y lo hace a raudales, a través de los programas que en teoría despiertan menos recelo: los telediarios.

La política basura nos envuelve, nos afecta y nos degrada a todos, primero a los que la practican y difunden, después a los que la toleramos sin rebelarnos.

El primer paso para curar una enfermedad es conocerla. Política basura es:

--- Cuando te dijeron que los atentados del 11 de marzo fueron obra de ETA y no mencionaron, por motivos electorales, la pista islámica, eso es política basura.

--- Cuando se reúnen comisiones de investigación y, en lugar de investigar y aclarar lo ocurrido ante la sociedad, pelean partido contra partido, acusándose o cubriéndose sus respectivas responsabilidades y errores, eso es política basura.

--- Cuando te prometen en campañas electorales soluciones contundentes y esperanzadoras al problema de la vivienda y después resulta que todo es mentira, eso es política basura.

--- Cuando los partidos políticos incumplen sus programas electorales, eso es política basura.

--- Cuando los partidos políticos no se ponen de acuerdo en la defensa común de políticas básicas y en actuaciones que son trascendentes para el país, anteponiendo sus intereses al bien común, eso es política basura.

--- Cuando te dicen que debes dejar de fumar y de emborracharte mientras el gobierno obtiene del tabaco y del alcohol buena parte de sus ingresos fiscales, eso es política basura.

--- Cuando te dicen que las listas de espera en los quirófanos han desaparecido, eso es política basura.

-- Cuando te aseguran que existe la igualdad de oportunidades, o que todos somos iguales ante la ley, eso es política basura.

--- También es basura la expulsión del ciudadano de la política y el monopolio que los partidos ejercen sobre esa noble actividad, olvidando que una democracia es tanto más pura cuanto más ciudadanos participen en los procesos de toma de decisiones.

La política basura es como un océano y anida en muchos rincones de las distintas administraciones, al lado de la corrupción, de la manipulación, del engaño y de la mentira, pero es cerca del urbanismo donde las dosis de basura son más pestilentes e intensas. Miles de promotores y constructores afirman en sus conversaciones privadas que con frecuencia se ven obligados a pagar comisiones a políticos para poder construir o desarrollar promociones.

Todo esto (y muchos más) es política basura. Ahora, en estas elecciones del 27 de Mayo, parecía que teníamos una oportunidad para erradicarla. ¡¡¡No lo hemos conseguido!!!

Parece que la BASURA ha impregnado al mundo político; ¡sin excepciones!. Pero peor los “…del todos contra el mismo…”; PAR incluido en Aragón.
Los que creemos en el ciudadano y en su capacidad de influir a través de la acción cívica, podemos y DEBEMOS actuar ante tales desmanes.

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