jueves, mayo 24, 2007

Si yo fuera maricón…


Por Reme Falaguera

Ante todo, pido disculpas a todos aquellos que se puedan sentir ofendidos, dolidos o avergonzados por mis palabras. Les aseguro que no utilizaría estas expresiones si el Ministerio de Educación no me hubiera forzado a ello con su propuesta del libro “Alí Babá y los 40 maricones”, con la que presumiblemente pretenden orientar la homofobia en la repugnante asignatura de Educación para la Ciudadanía.

En días como el de hoy, creo que nadie debería andarse por las ramas debatiendo sobre los contenidos de la guía “Educar en valores”. Para eso tenemos tiempo de sobra. Lo que en estos momentos pide el cuerpo, haciendo gala del refranero español, que aconseja que “nadie es buen juez en su propia causa”, es ponerse en la piel de los homosexuales para denunciar la ironía de su situación.

Por lo tanto, con permiso de todos ustedes:

Si yo fuera maricón… exigiría inmediatamente una disculpa pública de los que se dicen defensores de la “igualdad de los desiguales”.

Si yo fuera maricón… ¿por qué me empeño en buscar enemigos si mis amigos me tratan así?

Si yo fuera maricón… no permitiría este tipo de vocablos vejatorios, que lo único que muestran es el pensamiento real de los que las promueven y con los que pretenden ridiculizarme.

Si yo fuera maricón… exigiría el estudio de cada uno de los puntos de esta guía didáctica para conocer las orgías sexuales que se me imputan, e intentaría que mi actitud no se correspondiera con estos desordenes viciosos y míseros.

Si yo fuera maricón… me negaría a que se promovieran libros, artículos, documentos en los que se explica de forma errónea y burlona el trasfondo de mi situación.

Si yo fuera maricón… defendería mi castillo con valentía y con la autoridad de mis palabras, de mi presencia y de mis comportamientos de forma que nunca pudiera ser objeto de mofa entre mis “enemigos”.

Si yo fuera maricón… bombardearía a los medios de comunicación con mis protestas, aunque sólo fuera por la dedicatoria ofensiva del librito “de marras”, que dice así: “Dedicado a Ocaña y su “corral de maricones” de Plaza Real, 12.”

Si yo fuera maricón… promovería una campaña entre mis iguales con el eslogan “Me respeto, me respetan” y saldría a la calle como señal de protesta ante tanta humillación venida, ni más ni menos, que por la administración.

En fin. Si yo fuera maricón… me acogería, sin ningún género de dudas, a la objeción de conciencia, apelando a la dignidad de toda persona humana y, por tanto, el respeto que merece de pensamiento, palabra y obras.

Gracias a Dios, no lo soy, mi “guerra“ va por otros derroteros no menos discriminatorios, pero eso no me impide acoger con respeto, compasión y delicadeza a todos aquellos que, por sus inclinaciones homosexuales desordenadas, son ridiculizados por aquellos que se consideran amigos y colegas.

Remedios Falaguera

Mujeres del Siglo XXI

Debate21


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