sábado, abril 21, 2007

Sereno coraje


Por Inmaculada Sánchez Ramos

Sé que durante estos días se ha escrito mucho acerca de María, de María San Gil. Sé que elegir su enfermedad como asunto a tratar en este breve retazo de actualidad, no es precisamente original. Sé que muchos, al oír la noticia nos preocupamos, si bien es cierto que al oírla de su boca, nos tranquilizamos. De acuerdo, todo esto lo sé pero no me resisto a dejar de escribir acerca de ella. Nos es tanto que ella necesite que la animen, como que los demás necesitamos expresar nuestro respeto y apoyo a esta mujer cuya talla humana y moral nos sobrecoge.

María tiene la rara habilidad de hacer fácil lo difícil, de hacer amable lo antipático, de hacer viable lo inviable. El mero hecho de pronunciar su nombre evoca una enorme cantidad de elogios, pero si tuviéramos que sintetizar, en una palabra, lo que narra su persona, esta palabra es coraje.

Ella personifica y encarna el coraje, el coraje en estado puro, el coraje de vivir una cotidianidad adversa, hasta la saciedad. Coraje a la hora de tomar un café en su trabajo, coraje a la hora de sentarse en un pleno, coraje en sus manifestaciones públicas, coraje en su decisión, desde la que ha tomado claro y rotundo partido por la verdad, por la libertad y por la convivencia en esa preciosa tierra vasca.

Todo ello, con una perenne sonrisa, con una sencillez que asombra a cualquiera, con un sosiego que emana del abordamiento de los problemas de frente y sin miedo.

De todo corazón, deseo a María una recuperación pronta y plena, aunque para ello, María simplemente tiene que ser ella misma.

Inmaculada Sánchez Ramos

Desde la libertad

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