La vida sigue igual
“Al final, las obras quedan las gentes se van, otros que vienen las continuarán, la vida sigue igual. Pocos amigos que son de verdad; cuántos te halagan si triunfando estás; y si fracasas bien comprenderás: los buenos quedan los demás se van”.
Esta sensata reflexión, atribuida por unos a Confucio y por otros a Julio Iglesias, va camino de convertirse en el himno oficioso del PSOE. Es comprensible, se ajusta mucho más a la realidad: ¿se imaginan ustedes las risitas y las miradas de complicidad entre los asistentes a los actos del partido cuando, todos juntos puño en alto, entonan aquello de “arriba, parias de la tierra, en pie famélica legión”, mientras los más traviesos hacen correr la fotocopia de la factura de la cena del camarada Arenillas? Ah, La Tache de Romanée Conti 1991, a seiscientos y pico euros la botella... Si es que hay que ir superando contradicciones, como dice el gran patrón.
En cambio, la pegadiza y hasta pegajosa melodía de Julio Iglesias (fíjense, si incluso el apellido coincide con el del fundador del partido...) encaja a la perfección: la sutil referencia a las obras (públicas, por supuesto), la invocación a los caídos (Josep María Sala, Roldán, Rubio, Aída...), la animosa promesa de cubrir sus bajas con otros continuadores de las obras... ¿No los imaginan a todos entonando a coro, con lágrimas en los ojos, el estribillo de la canción, quizá con la mano en la cartera en lugar del puño cerrado, mientras en el videowall se proyectan las imágenes intercaladas de Sala, las vías del AVE, Roldán, los cuarteles de la Guardia Civil, Guido Brunner y unos trenes de Siemens, Mariano Rubio, unos chalets en Ciempozuelos, Juan Guerra junto a una Melitta,...? Emocionante, ¿a que sí?
Ya nos tenía preocupados el PSOE. El caso de Ibiza afortunadamente nos tranquiliza: todo vuelve a su cauce. Otros que vengan continuarán las obras: la vida sigue igual.
Germont
Esta sensata reflexión, atribuida por unos a Confucio y por otros a Julio Iglesias, va camino de convertirse en el himno oficioso del PSOE. Es comprensible, se ajusta mucho más a la realidad: ¿se imaginan ustedes las risitas y las miradas de complicidad entre los asistentes a los actos del partido cuando, todos juntos puño en alto, entonan aquello de “arriba, parias de la tierra, en pie famélica legión”, mientras los más traviesos hacen correr la fotocopia de la factura de la cena del camarada Arenillas? Ah, La Tache de Romanée Conti 1991, a seiscientos y pico euros la botella... Si es que hay que ir superando contradicciones, como dice el gran patrón.
En cambio, la pegadiza y hasta pegajosa melodía de Julio Iglesias (fíjense, si incluso el apellido coincide con el del fundador del partido...) encaja a la perfección: la sutil referencia a las obras (públicas, por supuesto), la invocación a los caídos (Josep María Sala, Roldán, Rubio, Aída...), la animosa promesa de cubrir sus bajas con otros continuadores de las obras... ¿No los imaginan a todos entonando a coro, con lágrimas en los ojos, el estribillo de la canción, quizá con la mano en la cartera en lugar del puño cerrado, mientras en el videowall se proyectan las imágenes intercaladas de Sala, las vías del AVE, Roldán, los cuarteles de la Guardia Civil, Guido Brunner y unos trenes de Siemens, Mariano Rubio, unos chalets en Ciempozuelos, Juan Guerra junto a una Melitta,...? Emocionante, ¿a que sí?
Ya nos tenía preocupados el PSOE. El caso de Ibiza afortunadamente nos tranquiliza: todo vuelve a su cauce. Otros que vengan continuarán las obras: la vida sigue igual.
Germont
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