sábado, marzo 24, 2007

Sorprendente

Por Alfonso Ussía. La Razón (23/03/07)
Creo en la melancolía del desaparecer. Cuando el ser humano intuye la cercanía del fin se refugia en su propia desesperanza o pierde el sentido de la prudencia. Y con la prudencia se desquita de equilibrios e inhibiciones. Y en algún caso, también de justicias y gratitudes.

Conozco, desde hace muchos años pero con poca profundidad, a Jesús Polanco. En diferentes ocasiones, cuando me han parecido ruines y descabelladas las críticas hacia su persona, he salido en su defensa por estricto respeto a la justicia. En otras, no he tenido inconveniente ni límites en formar parte de la legión de sus detractores. Es un gran empresario cuyo poder ha terminado por derrotarle. Se ha derrotado a sí mismo, y sus palabras en la Junta General del grupo Prisa son inaceptables por erradas, injustas, ingratas y mentirosas. Decir que el «PP desea volver a la Guerra Civil» es una obscenidad que sólo puede obviarse desde la misericordia.
La crispación social que se respira hoy por hoy en España tiene su origen en el Gobierno del partido político que se mueve, habla y actúa de acuerdo con las instrucciones del propio Polanco. Y acusar a un partido democrático, con diez millones de votos a sus espaldas, de querer volver a la Guerra Civil es de una vileza devastadora. Polanco sabe que esa tragedia es irrepetible en España, a Dios gracias, por motivos y fundamentos socioeconómicos que no abren ni un resquicio a confrontación alguna. Otra cosa es que la sociedad civil, harta de concesiones y regalos al terrorismo y su entorno, así como a las formaciones periféricas y minoritarias que desean la fragmentación de España, salga a la calle, proteste pacíficamente y espere la llegada de las urnas para soñar con el cambio.
A Polanco le fue muy bien durante el franquismo, y a su mano derecha en Prisa, Juan Luis Cebrián, no le pudo ir mejor. Formaron parte del sistema y del Régimen. Después se hicieron perdonar el pasado al tiempo que ellos y los suyos no perdonaban el de sus adversarios. Los cimientos de la inconmensurable fortuna de Polanco se asientan durante el franquismo, y la meteórica carrera profesional de Juan Luis Cebrián -jovencísimo Director de los Servicios Informativos de TVE con Arias Navarro-, principia con Franco en El Pardo y su familia vestida con la camisa azul. No obstante, negar sus respectivas valías en la empresa y en el periodismo sería tan injusto como incierto."

Polanco ha sido y es un gran empresario no a pesar del Partido Popular, sino en buena parte gracias al Partido Popular, que con sus complejos estúpidos le entregó cuanto en sus manos tenía. José María Aznar, que todavía no ha reconocido ninguno de sus muchos fallos, fue el responsable máximo de la culminación poderosa de Polanco en los medios de comunicación. Ni el PSOE se hubiera atrevido a tanto. Acusar a quienes le concedieron un poder ilimitado de desear volver a la Guerra Civil, se me antoja tan falso como miserable. Exigir la dignidad del Estado de Derecho, el respeto a la Constitución, la no fragmentación de España y la victoria de la Justicia -que no de la venganza-, sobre el terrorismo, no es volver a la Guerra Civil. Es olvidarla. Lo que no hacen otros. Lo siento por Polanco, al que desde la lejanía montañesa estimo, y que ha dado un patinazo mayúsculo en su melancolía del desaparecer.

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