miércoles, marzo 21, 2007

Pillín, pillín...


Ahora resulta que Otegi, ese hombre de paz, no estaba sitiado por la nieve en algún ignoto paraje de Burgos, tierra del Cid Campeador, sino calentito en su casa. Me lo imagino llamando por el móvil a la Audiencia Nacional, "oigan que no llego, que estoy bloqueado por el temporal, que lo dejamos para otro día", mientras a su lado Pernando Barrena (me encanta eso de Pernando, lo confieso) simulaba con la boca el sonido de la ventisca "fiuuu, fiuuuuu...".

En la Audiencia Nacional, para su desgracia, pillaron a alguno que no era tonto del todo, al que no se le ocurrió nada más que llamar a la Guardia Civil de Tráfico y preguntar por el estado de las carreteras. Y Otegi siguió en su casa hasta que "toc, toc", llaman a la puerta y coño, dos tricornios.

¿Es desacato afirmar que a estas horas el fiscal general del Estado debe estar perdiendo el culo para encontrar la manera de que el friolero vasco salga de prisión a la mayor brevedad? No sea que le dé por protestar negándose a comer el croissant del desayuno, y ya la hemos liado...



Germont

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