martes, marzo 20, 2007

Nadie se lo explicó


Un artículo de Reme Falaguera


Últimamente son muchos los estudios que hablan de crisis en la pareja, de crisis del matrimonio, de crisis de la familia, de crisis de autoridad de los profesores y de crisis de credibilidad en las instituciones,…en una palabra de crisis de valores en nuestra sociedad.

Es indudable que se ha producido un cambio en nuestras vidas debido fundamentalmente a un excesivo miedo a la Libertad con mayúscula, que nos hace temer el compromiso y la responsabilidad de nuestras decisiones. Es más, nos hace perder la estabilidad emocional cuando intentamos llenar esos huecos con un activismo frenético buscando solo y exclusivamente “tener” en vez de ser.

Por este motivo, ahora que acabamos de celebrar en la festividad de San José el “Día del padre”, es un buen momento de reflexión sobre los valores indispensables para muchos de nosotros, madres y padres de familia.

Debo confesar que siempre me ha sorprendido las cualidades humanas y sobrenaturales de este joven “al que Dios confió a su hijo”. Y más cuando pienso que a El, como a todos los demás, nunca le explicaron como tenía que ejercer la tarea de “ser padre”. A pesar de eso, durante toda su vida supo ser esposo fiel y discreto, compañero servicial, guía humilde, maestro paciente y justo, trabajador incansable, ciudadano honrado, respetable y respetado,… en pocas palabras, todo un ejemplo de las virtudes.

Seamos sinceros. Dado que solo tenemos una oportunidad para educar a nuestros hijos y debemos aprovecharla, nos urge buscar personajes que nos guíen con su ejemplo. No vaya a ser que un día de estos recibamos de nuestros hijos una carta que nos sacará los colores, como la que acabo de encontrar en la red y que dice así:

Queridos padres:

Quizá no lo sepan, pero dentro de nueve meses naceré, mi destino está ligado al suyo. Es tan fácil que copie sus defectos como sus virtudes, si no son sinceros consigo mismos y se preparan para ser padres. Soy su expectativa para trascender por medio de su herencia genética desde ahora hasta mi adolescencia, ustedes serán el factor más importante que marque mi realización o mi fracaso.

Quiero ser grande y fuerte, ser sano y sabio, ser hermoso y amado. Ustedes me embrujaran inconscientemente o me permitirán ser el dueño de mi destino.

No quiero ser un sapo feliz embrujado, atado a prejuicios, vicios o quizá lujos y otras cadenas. Quiero riquezas invaluables como su tiempo, su amor, sus ideales y otros alimentos para el alma y el espíritu, ¿Quieran dármelos?

Si no saben amar, aprendan, porque será el elixir que me darán para crecer en todos los aspectos de mi existencia. Quizá no lo piensen, pero siento que ante un compromiso tan abrumador deseen desligarse de mí, desde ahora, ya que no tengo capacidad para decidirlo.

Por otra parte, si aceptan este compromiso existe la posibilidad aparejada de la satisfacción futura, cuando sus nietos puedan cumplir felizmente sus expectativas de trascender o quizá amarlos como nadie lo ha podido hacer.

¿Cuándo empiezan a aprender a amar, para que me enseñen?


Reme Falaguera

Debate21

Mujeres del Siglo XXI


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