La Internacional Papanatas
El nombre es un hallazgo de Quim Monzó.
Con él definió en una ocasión, e hizo fortuna, a toda esa pléyade de gente, probablemente bienintencionada pero carente del más elemental sentido del humor o la ironía, capaz de indignarse santamente por un chiste, por un anuncio, dispuesta a enviar raudamente una carta al director del diario de turno para protestar por lo más peregrino que se pueda imaginar, que ve en todo agresiones y que aboga por una hiperprotección y por lo políticamente correcto hasta extremos risibles, pero que ellos se toman muy en serio. Convierten lo más intrascendente en demostraciones palpables de la maldad intrínseca de la sociedad de consumo y del capitalismo, y lo solemnizan todo hasta el ridículo.
El artículo en cuestión lo leí en La Vanguardia, y no sé si por reflejo o porque Monzó se anticipó como observador sagaz, pero lo cierto es que la sección de cartas al director del diario de los Godó se ha convertido en un escaparate del papanatismo universal. También es cierto que para papanatismo difícilmente se hallará un lugar más adecuado que Cataluña, y muy en especial Barcelona. Y su mejor escaparate, La Vanguardia. Hoy, sin ir más lejos. Una carta airada exigiendo que un determinado monumento (cuatro columnas de piedra que representan nada menos que “los símbolos de identidad de Catalunya”) se coloque en un lugar y no en otro a 100 metros. En unos términos de una solemnidad patriótica digna de mejor causa. Otra carta desconsolada quejándose de que un anuncio de la tele juegue con la imagen de “abrazos gratis”: “Es triste que un sentimiento espontáneo, que recorre el mundo propagando el deseo de abrazar a personas, dando amor y haciéndonos sentir como iguales, sea secuestrado por el interés de vender…”. Otra carta sobre el carnaval: para los niños parece inofensivo, pero “es la iniciación a la vida escondida, a la simulación, al mundo atractivo del engaño y el anonimato…”. Y dos cartas sobre Eto’o, cuestión de Estado. Bueno, o de nación.
Luego están los que protestan por el despilfarro de la iluminación navideña, o de cualquier otra iluminación, y por las rebajas. O los que adoran a los okupas, esos chicos sensibilizados socialmente. O la que escribió una carta contra un anuncio en el que un perrito saltaba y se estampaba (figuradamente, por Dios) contra un cajón que se abría inopinadamente: ¡incitación al maltrato a los animales! O los que se empeñan en duplicar la extensión de sus cartas puntualizando el masculino y el femenino de cada sustantivo.
Sí, la Internacional Papanatas tendrá sede en Barcelona, si algún día llega a constituirse formalmente. Dónde mejor…
Germont
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