jueves, julio 20, 2006

Ayer asomó de nuevo el gran ZP

No sé si le visteis. Recordaréis que en alguna ocasión os hablé de una especie de charla - mítin que dió para universitarios, sobre un escenario pelado, sin atril ni papeles ni mesa. Ayer lo mismo: público delante, público detrás, paseos arriba y abajo por el escenario, palabras bonitas, solemnes y emocionantes... que se dan de patadas con su actitud cotidiana, pero que resultaban altamente seductoras. Este tío es un crack, insisto en que tiene excelentes asesores de comunicación. Todo forma parte de un plan perfectamente diseñado: Rajoy abucheado "espontáneamente por el pueblo". Zapatero dirigiéndose a los jóvenes de tú a tú, mezclado con ellos, anudándose incluso al cuello el pañuelito de marras, que remite a la idea de víctimas inocentes de Israel = EE.UU., y de paso recuerda de refilón a Irak, a las Azores,... No hay puntada sin hilo: el pañuelito cabrea a las grandes potencias pero le granjea adhesiones lacrimógenas y emocionadas entre la progresía. Son votos. Ha tomado partido, es uno de ellos: desprecio a la bandera americana y al Vaticano, y solidaridad con los desheredados de la tierra. Da igual que realmente lo sienta o que sea una pantomima: da votos. Votos fáciles, sentimentales. A un lado, Bush + Israel + Aznar + Rajoy. Al otro, los bolivianos hambrientos de Evo, los niños masacrados de Palestina, las oportunas fotos de Abu Graib,...

Anoche fue nuevamente "El Gran ZP". El que está por encima del bien y del mal, el que está con la izquierda de toda la vida, el que busca la paz. Y mientras, Pepe Blanco montándole a Rajoy escenarios ideales para la propaganda socialista: rodeado de guardaespaldas, de guardias civiles, introduciéndose en el coche blindado de cristales tintados para huir de las legítimas reivindicaciones del pueblo noble e inteligente que sabe que, en realidad, aunque gobierne la izquierda, la culpa ancestral de todos sus males está en la derecha, ésa que mata niños en Israel.




Germont

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