sábado, marzo 11, 2006

HIMNO, FIESTA Y BANDERA PROPIAS

Se acaba de aprobar que Cataluña tiene símbolos nacionales propios. Entre otros la bandera cuatribarrada. Todo ello en un aluvión de mensajes, a través de los lustros, basados en la Cataluña milenaria, Cataluña unida, Cataluña reino, la Casa de Barcelona como rectora de la Corona de Aragón…

Pero las cosas no han sido como las pintan los educadores pujolistas: Cataluña como entidad política es fenómeno muy tardío; la Casa de Barcelona se extinguió en el siglo XII; la Corona de Aragón se llama así por el apellido de sus jefes (podría haberse llamado la Corona de Peláez..) apellido que coincide con el nombre de su reino originario.

Las cuatro barras son de la Casa de Aragón y no de ningún país; nadie uso dichas barras sin anuencia del jefe de linaje. Ni Cataluña, ni Barcelona usaron las barras. Tampoco los Condes de Barcelona, principales integrantes (pero no únicos) de lo que se conoció como Principado de Cataluña; sí fueron autorizados a usarlas cuando aceptaron entrar en la Casa de Aragón como hijos, vasallos y súbditos. Por algo el escudo de Barcelona ha tenido, desde siempre y hasta hace muy poco, la cruz de San Jorge, y no las cuatro barras, en su blasón.

Pero el catalanismo necesita, como todo nacionalismo, afianzar una mitología que demuestre que Cataluña era nación desde tiempos remotos. Como ni fue estado, ni reino, superar tales inconvenientes conlleva la adulteración, y el resultado es asombroso: reyes catalanes, barras catalanas, confederación catalana-aragonesa….

Se trató de construir una Cataluña medieval inexistente desde los ideólogos románticos del catalanismo del S. XIX.

Pero la ignorancia tiene muchos vericuetos y en Aragón también andan viciados de errores: ni el Archivo de la Corona de Aragón fue de Aragón; ni las barras, ni Cataluña, Sicilia o Nápoles… pertenecieron a Aragón. La Corona de Aragón se llama así por la Casa de Aragón y no por el reino; La Corona de Aragón era el conjunto de soberanías ejercidas por el jefe de la Casa.

El nacionalismo necesita pervertir la historia para encontrarse a sí mismo. Véase cómo en la enciclopedia Salvat, Rafael Casanova, "conseller en cap" de Barcelona bajo Felipe V es "catalán". Sin embargo otro barcelonés Juan Boscán es "español". Y todo por escribir sus sonetos en castellano. De nuevo el idioma como vara de medir orígenes.


Bachiller

1 comentario:

Lp dijo...

Nos parece muy interesante vuestra web blog, y os animamos a seguir en esta linea. Enhorabuena.
Javier