viernes, noviembre 11, 2005

¿Hacia dónde caminamos?


Los vientos de fronda que un fino analista político atribuye a solventes cuadros y dirigentes del PSOE, supuestamente alarmados por la posibilidad de perder irremisiblemente las elecciones (y las poltronas) si se mantiene la actual deriva de Zapatero hacia un “agujero negro” político y social, no son mas que músicas celestiales destinadas a echar aceite sobre las turbulentas y amenazadoras olas en las que se ha encaramado el PP, y que amenazan convertirse en devastador “surami” electoral.

Porque la machacona cantinela de que “el PP se ha quedado solo” está empezando a volverse en su contra. Porque sí, efectivamente el PP está actuando como único defensor de la cordura, del pacto constitucional, de la equidad y de la igualdad de todos los españoles y entre las comunidades autónomas y eso es, precisamente, lo que miles de compatriotas- votantes o no del PP – están entendiendo cada vez más.

Que elegir entre un confuso, enrevesado, variable, incoherente, falaz y demagógico discurso y otro nítido, homogéneo, centrado en una idea que todo el mundo puede entender, no deja lugar a dudas. Porque en estos momentos de “ruido y furia” todo el mundo está dándose cuenta de que ni el ruido ni la furia se ven en ningún momento en la presencia pública y política del PP, pero aturden y ensordecen, arrastrados por el nerviosismo que les embarga, los de todos los demás.

Sin embargo nada de esto puede tener efecto mientras no se someta al veredicto de las urnas, con el riesgo inherente para todos de que los aurúspices de uno y otro lado se estén equivocando, pero, por lo menos – y sin traumáticos sucesos externos y ajenos sobrevenidos – la voz de los ciudadanos podrá volver a expresarse. Y los que todavía creemos en que “la democracia es el peor de los sistemas de gobierno posibles, exceptuando a todos los demás” (“boutade” atribuida, creo, que a Lord Acton) estamos dispuestos a arriesgarnos a que la sabiduría popular perviva todavía, o que haya sido sustituida arteramente por una locura colectiva suicida.

¿Correrían el mismo riesgo los que tan contentos están de haberse conocido y “aislar” al PP? Pues a lo mejor va a ser que no. Lo que sería un síntoma claro de que no las tienen todas consigo.

Bien, pero ¿entretanto?

Pues reforzar las baterías, acumular municiones, cargarse de razón, estar prestos a denunciar “urbi et orbi” la menor contradicción, incumplimiento o perjurio; bucear en las simas de la corrupción o el “compadreo” que empieza a evidenciarse y aflorar. Recurrir a las garantías del Estado de Derecho mientras perviva: Denunciar, airear las vergüenzas, y mucha pedagogía, pisando todos los caminos de España, reforzando y organizando a la “sociedad civil” utilizando los mismos medios del manual “agit-prop” pero dándole la vuelta.

Si no…Vamos a tener un estado federal (o federalizante o confederal, porque nadie es capaz de definirlo) bajo un “monarquía republicana”, que nadie sabe cómo se come eso ni si tendremos que “plebiscitar” también la sucesión dinástica. Con diecisiete sistemas fiscales, laborales, asistenciales, sanitarios, educativos, policiales, judiciales, de ordenación del tráfico, eclesiales, agrarios, turísticos, medioambientales, hídricos…y un largo etcétera, después de que nuestra mente privilegiada al frente del “agobierno” (escribo así deliberadamente porque su acción es prácticamente inexistente, como no sea para distribuir prebendas y dineros) haya anunciado a bombo y platillo en el Senado lo que va a quedar de Estado.

¿Y quién va a poder recomponer alguna vez los trozos rotos de los platos? Sobre todo cuando, por el desmenuzamiento y el caos normativo e inseguridad jurídica del mercado, bajemos de un puesto entre el ocho o el nueve en el “ranking” de naciones a Dios sabe cual entre los diez últimos.

Habrá que decir: “Pare, por favor, que yo me bajo”…o bajarse en marcha y que Dios nos ayude ¿no?


Luis

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