lunes, octubre 31, 2005

El origen de la mentira científica

También podría titularse " El origen del abuso de la mentira por la izquierda progre"

En el inicio del liberalismo, los liberales creían que de la libertad saldría la verdad. Pero parece que el camino es inverso: la verdad nos hace libres.
Los liberales creían en la fidelidad de referencia, en la garantía de las fuentes del conocimiento, para conocer la verdad; por eso no podían creer en la mentira, a lo mucho en el error.

Fueron los movimientos revolucionarios quienes implantaron la doctrina de que el fin justifica los medios, dando consistencia al uso de la mentira.

El gran teorizante de la mentira fue Bakunin , un aristócrata y nihilista ruso a quien Dostoyevsky pintó en el personaje Stabrogin, de "Los endemoniados". Para él el revolucionario debe conculcar los principios morales para hacer la revolución. Entre otros el principio moral de la verdad.

Sin embargo Marx fue más lejos que Bakunin. Para Marx las ideas morales son doctrinas de clase, que cada clase social tiene las suyas, y por lo tanto las masas obreras no necesitan profesar ningún esfuerzo para contraponerse a la moral burguesa; simplemente seguir su inclinación.

Bakunin exigía cierto heroísmo, navegar contracorriente. A Marx le bastaba con el interés de clase, de la clase trabajadora: Verdad es lo que conviene a la dictadura del proletariado; mentira lo que la contraría.

Por supuesto que antes de Bakunin y Marx se usó la mentira en la política: a María Antonieta le
inventaron que se había dejado regalar un collar de diamantes por el vanidoso cardenal de Rohan; luego, a la Zarina de Rusia le pintaron los revolucionarios como espía de Alemania; en España, a mediados del siglo XVIII se hizo creer que los frailes envenenaban las fuentes….

Pero la justificación sistemática de la mentira como arma política surgió con la difusión de las doctrinas de Bakunin y Marx. El daño causado a la humanidad ha sido letal. Pensemos que todas las esperanzas de la humanidad , todos los sueños de progreso, de la civilización y la cultura, se basan en la posibilidad de exigir a todos los hombres una misma veracidad en la información. Figuraos que todos los periódicos dicen, un día sí y otro también, que los habitantes de Andorra son unos monstruos, sin sentimientos, que los libros lo enseñan así, que se repite en las bocas y que millones de españoles se crían sin tener otra idea que esa falsedad. A lo mejor llegan a creer que el mejor servicio que se puede hacer es acabar con los infames monstruos andorranos.

¿No ocurre algo parecido en España respecto de la satanización de la derecha?

Bachiller

2 comentarios:

Roberto Iza Valdés dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.