Desconstruyendo el Estatuto - 2
Preámbulo (continuación)
“Desde 1714, han sido varios los intentos de recuperación de nuestras instituciones de autogobierno. En este itinerario histórico constituyen hitos destacados, entre otros, la Mancomunidad de 1914, el restablecimiento de la Generalidad y el Estatuto de 1932 y el de 1979, en los que se establecía que Cataluña quería ejercer, entonces como ahora, su derecho inalienable al autogobierno.
Es en este sentido que el Estatuto es depositario de una memoria y guarda el recuerdo de todos los que han luchado y de los que fueron exiliados o incluso de los que murieron por el reconocimiento de los derechos nacionales de Cataluña y los derechos sociales de los catalanes.
Pero tanto o más que la memoria, mueven el presente Estatuto la aspiración, el proyecto y el sueño de una Cataluña sin ningún tipo de obstáculos a la libre y plena interdependencia que una nación necesita hoy.”
Curioso: “...han sido varios los intentos de recuperación de nuestras instituciones de autogobierno”. Ahora resulta que la amplísima autonomía de que gozamos desde 1979 no es en realidad autogobierno, sino “un intento de recuperación”. Parecería, entonces, que antes de 1714 disponíamos de algo diferente, de un verdadero autogobierno que aún estamos pendientes de recuperar. Falso de toda falsedad: nunca Cataluña ha gozado de tan amplias cotas de autogobierno como en la actualidad. Pero el utilizar la palabra “intento” para referirse al estatuto de 1979 lleva implícita la carga de profundidad de que lo “recuperable” siempre está un paso más allá, siempre está tras la siguiente colina, siempre tiene un solo nombre: la plena soberanía. Sí, ésa que en realidad jamás hemos tenido y por tanto no podemos recuperar.
El segundo párrafo ya empieza a establecer las diferentes categorías de catalanes: el estatuto es depositario de la memoria de aquellos que lucharon por el reconocimiento de los derechos nacionales de Cataluña. A los demás, por muchos apellidos catalanes que exhiban, que los recuerde su tía. Por traidores.
Y qué decir del tercer párrafo... “mueven el presente estatuto la aspiración, el proyecto y el sueño de una Cataluña sin ningún tipo de obstáculos a la libre y plena interdependencia que una nación necesita hoy”. O sea, que Cataluña necesita ser libre para interdepender. O sea, que Cataluña no es libre, porque tiene un obstáculo que le impide decidir con quién y de quién quiere interdepender. ¿España tal vez? O sea, que necesitamos la independencia para poder optar por la interdependencia. Fastuoso. Eso sí, tranquilos: de momento solo es “aspiración, proyecto y sueño”. Con razón dijo Benach al presentar el texto en el Congreso que “esto no es una declaración de independencia de Cataluña”. Olvidó añadir “todavía”. Porque lo que sí es, es la declaración de “la aspiración, el proyecto y el sueño” de la independencia. Eso, según el propio texto, es lo que mueve el estatuto. Más claro, agua.
Germont
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