miércoles, enero 21, 2009

¡Por fin un conflicto diplomático!

Andan los políticos catalanes encantados de la vida porque, por fin, pueden presumir de hallarse inmersos en un conflicto diplomático en toda regla. Nada menos que el embajador de un estado soberano, aunque sea el de Israel, ha dirigido una queja formal contra la Generalitat por las actitudes supuestamente antisemitas que se están prodigando en Cataluña. Han saltado como un solo hombre: unos defendiendo al gobierno catalán y otros atizándole, pero todos enarbolando la bandera que reza bien grande “¡conflicto diplomático habemus!”.

Ahí es nada, para estos aprendices de brujo, poderse pronunciar día y noche sobre conflictos
internacionales, como si el gobierno de una comunidad autónoma del Reino de España tuviese algo que opinar sobre el sempiterno enfrentamiento en Oriente Medio. Como si a alguien le importase. No sé yo si ha andado muy fino el embajador de Israel dando cancha internacional a esta panda de indocumentados que saquea el presupuesto catalán, pero desde luego deberían estarle eternamente agradecidos. Daba gozo verlos, uno tras otro, a los portavoces de los diferentes partidos catalanes pronunciándose enfáticamente sobre el conflicto sin omitir, ni uno de ellos, la expresión mágica: conflicto diplomático. Entre Cataluña e Israel, se entiende.

Mientras, la política catalana sigue abriendo nuevas vías para asombro del mundo mundial: Carod inauguró una embajadita en Nueva York el mismo día en que todo el mundo miraba a Washington. Casi mejor.




Germont

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