¿ Es posible la igualdad?
No voy a inventar la rueda ni descubrir el principio de Arquímedes otra vez. Pero pienso que de vez en cuando debemos reflexionar sobre las cuestiones de fondo que de verdad marcan la diferencia. Quiero aclarar que no soy experto ni en economía, ni en sociología ni en filosofía. Solo soy un ciudadano inquieto que intenta buscar respuestas. Y esas respuestas no son nunca completas pero leyendo se aprende y se sigue buscando.
A lo que iba. La crisis, la deriva de nuestro gobierno, la campaña electoral americana me han hecho pensar en las diferencias entre las grandes visiones que está detrás de las principales opciones políticas.
No quiero entrar aquí en todos las matices: liberales, conservadores, neocons, centro, socialistas, izquierdas radicales, socialdemócratas, comunistas… etc. No es este el lugar ni tengo yo toda la información.
Pero buscando alguna clave que permita entender las cosas creo que no es arriesgado decir que para la libertad es la máxima prioridad de la derecha mientras que la igualdad es el tema de la izquierda. Eso no significa que la derecha rechaza la igualdad. No estamos hablando de igualdad de derechos. Aunque eso se desvirtua en campañas demagógicas y en campañas pro-grupos minoritarios lo que preocupa a la izquierda, y lo que está en la mente de muchos de sus votantes, no es la igualdad de derechos es la igualdad de resultados. Es decir, la igualdad material. Algo que la derecha no comparte en absoluto, en principio.
La derecha, especialmente, en los países anglosajones, no ve nada malo en la prosperidad personal y entiende este como un camino que lleva a la prosperidad de todos los individuos. La izquierda ve en la busqueda de la prosperidad personal algo moralmente malo. Los discursos actuales matizan esos conceptos para hacer el voto más atractivo a todos. Pero cuando el candidato Barack Obama nos habla de “share the wealth” (compartir la riqueza) uno no puede evitar pensar que hay algo de Robin Hood de quitar a los ricos y dar a los pobres en esos mensajes. Es el eterno mito de la redistribución de la riqueza, que sale en todas las campañas en forma de subir-bajar los impuestos y de modificar los impuestos para ver a que segmento de la población se le quita más menos. Es decir, quién quita más o menos dinero a la franja de ciudadanos más ricos de la sociedad. Una y otra vez se repite el argumento.
Una política que esté enfocada en un mensaje de redistribución material acaba siendo calificada como perversa de entrada. Así cuando la derecha, especialmente en España, plantea una política no directamente redistributiva tiene que esforzarse en maquillarlo para que no parezca así. Es decir, si se no suben los impuestos a los “ricos” o se elimina los impuestos de sucesión inmediatamente hay que saltar a la defensiva porqué la izquierda lo planteará como una cuestión de egoísmo social.
La cuestión es que la busqueda de la prosperidad es algo que la izquierda no quiere admitir como algo razonable. Cualquier planteamiento de prosperidad social o de avance social que asuma, como base, el supuesto de la prosperidad personal es penalizado por la izquierda. Al revés, cualquier planteamiento que suponga incrementar la igualdad de resultados, la igualdad material es visto como un progreso. En ningún se tendrá en cuenta la eficacia de los planteamientos. Es un juicio moral y radical.
Entonces, la cuestión diferencial entre planteamientos de izquierda y derecha se podría dividir en dos cuestiones importantes:
1) ¿ Es moralmente inaceptable la busqueda de la prosperidad personal?
2) ¿ Es posible plantear la igualdad de resultados como un fín político ?
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