Desde mi trinchera liberal: La pataleta de Elorriaga
No estoy de acuerdo ni con la forma ni con el fondo del artículo publicado por el Secretario de Comunicación del Partido Popular, Gabriel Elorriaga en el diario El Mundo. Tengo la impresión de que la salida de Elorriaga es simplemente una pataleta de frustración de alguien que, probablemente, no ha visto satisfechas sus aspiraciones políticas en esta nueva etapa del Partido Popular.
Vayamos por partes. No estoy de acuerdo con la forma porque revela deslealtad. No es aceptable que gente de la máxima confianza de Rajoy practique este juego sucio. Un mínimo de decencia hubiera supuesto que Elorriaga ventilara estos asuntos en privado, con el propio Rajoy, de quien, por otra parte, elogiaba la capacidad de liderazgo hace escasos meses. Parece afán de protagonismo y deseo oportunista de hurgar en la herida abierta del Partido Popular. Con amigos así Rajoy no necesita enemigos. No son tan peligrosos y además no cobran de la casa.
Y tampoco estoy de acuerdo con el fondo. Yo no creo que Mariano Rajoy deba dimitir y dejar así un partido abierto en canal. La escisión es hoy una posibilidad más factible en el Partido Popular, y. en cambio, debería ser un partido de suma, de integración de familias. Esa es la muralla contra el Zapaterismo.
Lo que tiene que hacer Rajoy es solucionar el déficit de transparencia y la falta de comunicación que está produciendo una rebelión en enanos y en gigantes del Partido. Rajoy declara que el Partido Popular debe adaptarse a la realidad cambiante sin perder sus principios, pero no aclara en qué consiste esa realidad cambiante ni cuáles son esos principios que deberían cohesionar a la derecha española. Y sería muy conveniente que Rajoy materializase lo deseable y recrease un partido firme en sus convicciones e integrador de la rica variedad de familias que componen actualmente el Partido Popular. O nos lleva a eso o habrá que empezar a buscar el bisturí.
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