Dios los cría y ellos se juntan
Por Germont
Bien, en este caso es dudoso sea precisamente Dios quien los críe. Es más, seguro que les ofendería gravemente esa posibilidad. Pero parece talmente que se haya celebrado una concienzuda selección de embusteros y se haya dado en formar con ellos el gobierno de España. Al legendario pichichi de la mentira, el mítico Rubalcaba (“los españoles no se merecen un gobierno que mienta”), se sumó con entusiasmo el presidente Zapatero, con su yenka sobre la negociación con ETA (“sí negocié, no negocié, negocié pero porque me lo pidieron instancias internacionales”). A su rebufo, el vicepresidente Solbes hace sus pinitos (“no hay crisis, no pasa nada”) en competición con la vicepresidenta De la Vega y su inhóspita residencia valenciana como pretexto para encabezar la candidatura por esa circunscripción. Ultimamente, Bermejo no ha querido quedarse atrás y se ha lanzado por la senda del embuste (en colores, coño) al describir cómo sanear unas filtraciones con 250.000 euros.
Pero quien creyese que eso era todo estaba muy equivocado. The best is yet to come, y lo hace de mano del ministro Soria, el mismo que pidió el Nobel (¿o era la canonización?) para Zapatero por el mero hecho de nombrarle para el cargo: lean la minuciosa disección que de su currículum hace un lector del blog de Arcadi Espada. Imagino que a estas horas, una de dos: o el ministro ha dimitido o ha interpuesto querella criminal contra Arcadi y sus informadores. Léanlo, no tiene desperdicio. Y más allá de las mentiras hay un detalle enternecedor y muy descriptivo de la estructura mental del personaje: entre sus incontables méritos académicos y profesionales (verdaderos y falsos, a lo que se ve), cuela su pertenencia a la “Comparsa de Moros de Onil”.
Es un fenómeno digno de estudio: ¿tiene la mentira capacidad de atracción sobre otras mentiras? ¿Se identifican y arraciman de forma gregaria los embusteros por el mero hecho de serlo? ¿Produce la mentira adicción como una droga dura? ¿Cómo es posible que en el gobierno de España haya coincidido tal sobreabundancia de embusteros por metro cuadrado?
Germont
Pero quien creyese que eso era todo estaba muy equivocado. The best is yet to come, y lo hace de mano del ministro Soria, el mismo que pidió el Nobel (¿o era la canonización?) para Zapatero por el mero hecho de nombrarle para el cargo: lean la minuciosa disección que de su currículum hace un lector del blog de Arcadi Espada. Imagino que a estas horas, una de dos: o el ministro ha dimitido o ha interpuesto querella criminal contra Arcadi y sus informadores. Léanlo, no tiene desperdicio. Y más allá de las mentiras hay un detalle enternecedor y muy descriptivo de la estructura mental del personaje: entre sus incontables méritos académicos y profesionales (verdaderos y falsos, a lo que se ve), cuela su pertenencia a la “Comparsa de Moros de Onil”.
Es un fenómeno digno de estudio: ¿tiene la mentira capacidad de atracción sobre otras mentiras? ¿Se identifican y arraciman de forma gregaria los embusteros por el mero hecho de serlo? ¿Produce la mentira adicción como una droga dura? ¿Cómo es posible que en el gobierno de España haya coincidido tal sobreabundancia de embusteros por metro cuadrado?
Germont
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