Errores de la derecha ‘mariana’
Por Jesús Salamanca.
Así como lo oyen. El Partido Popular va a utilizar todo tipo de estrategias para acorralar al Partido Socialista. Y una de ellas será la presencia de Rodrigo Rato, como acompañante de Pizarro, en el debate televisivo que el nuevo fichaje mantendrá con Pedro Solbes. Mientras ese paso es un acierto que el PP mantendrá silenciado hasta llegado el momento, y que el ‘enemigo’ interno se ha encargado de divulgar, en la elección de los senadores hay mucha sospecha escondida, incluso nos atrevemos a decir que inconfesable.
Mariano Rajoy sabe que muchos temas de su programa se han redactado al calor del ansia de llegar a Moncloa y, por tanto, no han calado entre la población, dado que los planteamientos no son nada realistas, además de alejarse de los intereses de la población.
Uno de esos temas ha sido la elección de senadores en algunas provincias, caso de Valladolid, donde el cabeza de cartel del Partido Popular vuelve a ser el mismo que ha sido portavoz de educación en el Senado durante la legislatura que ha finalizado y, por lo que hemos podido comprobar, su trabajo ha consistido en la falta de estrategia, en el silencio y en la incapacidad para contestar a las demandas de las ciudadanía.
El nuevo nombramiento del citado ‘portavoz’ es una prueba de que Rajoy mira por el interés del partido y de la ‘camarilla’ que forma el mismo en provincias, en vez de ocuparse y preocuparse por los intereses ciudadanos. Y eso se paga, sobre todo cuando una formación política se instala en el pedestal y se lía a ‘puntapiés’ con todo lo que se le acerca. Elecciones como el senador de referencia a veces conducen a la pérdida del apoyo que se precisa y, después se paga caro, muy caro. Al tiempo.
Mariano Rajoy se ha vuelto a equivocar en la estrategia y en el trabajo. Pero lo que es más grave: permite, consiente e ignora lo que sucede en provincias. Se le oculta información. Se le engaña. Sus equipos solo aparecen en vísperas de elecciones. Hoy el Partido Popular trabaja de la misma forma que actuaba el ejército de Doroteo Arango. Y así le cubre el pelo. Las encuestas le distancia cada vez más del presidente Rodríguez y la ciudadanía percibe con claridad la falta de orientación seria en el partido de Rajoy.
Curiosamente dicho portavoz se ha reído de la ciudadanía y la ha menospreciado durante los cuatro años de la legislatura que acaba de terminar. No entendemos que Rajoy se incline por la incompetencia a su alrededor y deseche otras opciones mucho más positivas. Como lo oyen: para miccionar y no echar ni gota.
Mariano Rajoy ha repetido con insistencia su fe ciega en llegar a Moncloa y derrotar a Rodríguez Zapatero. Y ahí está el miedo que nos da a los ciudadanos, porque nos hace recordar lo que decía R. Tagore: “No hay cosa más difícil de soportar que la fe ciega del estúpido”.
Jesús Salamanca Alonso
Mariano Rajoy sabe que muchos temas de su programa se han redactado al calor del ansia de llegar a Moncloa y, por tanto, no han calado entre la población, dado que los planteamientos no son nada realistas, además de alejarse de los intereses de la población.
Uno de esos temas ha sido la elección de senadores en algunas provincias, caso de Valladolid, donde el cabeza de cartel del Partido Popular vuelve a ser el mismo que ha sido portavoz de educación en el Senado durante la legislatura que ha finalizado y, por lo que hemos podido comprobar, su trabajo ha consistido en la falta de estrategia, en el silencio y en la incapacidad para contestar a las demandas de las ciudadanía.
El nuevo nombramiento del citado ‘portavoz’ es una prueba de que Rajoy mira por el interés del partido y de la ‘camarilla’ que forma el mismo en provincias, en vez de ocuparse y preocuparse por los intereses ciudadanos. Y eso se paga, sobre todo cuando una formación política se instala en el pedestal y se lía a ‘puntapiés’ con todo lo que se le acerca. Elecciones como el senador de referencia a veces conducen a la pérdida del apoyo que se precisa y, después se paga caro, muy caro. Al tiempo.
Mariano Rajoy se ha vuelto a equivocar en la estrategia y en el trabajo. Pero lo que es más grave: permite, consiente e ignora lo que sucede en provincias. Se le oculta información. Se le engaña. Sus equipos solo aparecen en vísperas de elecciones. Hoy el Partido Popular trabaja de la misma forma que actuaba el ejército de Doroteo Arango. Y así le cubre el pelo. Las encuestas le distancia cada vez más del presidente Rodríguez y la ciudadanía percibe con claridad la falta de orientación seria en el partido de Rajoy.
Curiosamente dicho portavoz se ha reído de la ciudadanía y la ha menospreciado durante los cuatro años de la legislatura que acaba de terminar. No entendemos que Rajoy se incline por la incompetencia a su alrededor y deseche otras opciones mucho más positivas. Como lo oyen: para miccionar y no echar ni gota.
Mariano Rajoy ha repetido con insistencia su fe ciega en llegar a Moncloa y derrotar a Rodríguez Zapatero. Y ahí está el miedo que nos da a los ciudadanos, porque nos hace recordar lo que decía R. Tagore: “No hay cosa más difícil de soportar que la fe ciega del estúpido”.
Jesús Salamanca Alonso
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