martes, noviembre 06, 2007

Sentit comú


Por Antonio Jaumandreu

Así se presenta, con tan sonoro y sensato lema, un grupo de amiguetes de Josep Antoni Duran i Lleida que han decidido convertirse en una especie de grupo de presión (leve, porque de momento son quince) para potenciar la figura del insigne político de Unió Democràtica de Catalunya, que como saben es uno de los dos partidos que forman Convergencia i Unió.

Una de las cuestiones más debatidas a lo largo de la milenaria historia de Cataluña es la relativa al número de votantes que Duran arrastraría si en alguna ocasión se presentase sin el paraguas de CiU. Probablemente alguno más que esos quince abajofirmantes, sí, pero tampoco muchos más. Lo que ocurre es que a Duran se le está pasando el arroz. Más allá de la leyenda urbana que le representa mendigando un ministerio, de lo que sea y con el partido que sea, en el gobierno de Madrid (tengan por seguro que no sería peor que Moratinos), Duran se encuentra ante un previsible relevo en la cúpula de CiU (o sea, en la cabeza de lista) por la inminente defunción política de Artur Mas, y no acaba de ver claro el futuro. Parece que el jovencito Pujol (Oriol) es el candidato mejor situado para competir en radicalismo, pero afeitadito y aseado, con los muchachos asilvestrados de ERC. Enfrente, Montilla emula en expresividad a las estatuas de la Isla de Pascua. ¿Qué le queda al bueno de Duran? Pues comerle el terreno al Partido Popular, no hay más. Intentar seducir a los votantes que se escandalicen por la inclinación independentista de CiU con el mensaje del sentido común y convertirse en decisivo con el puñado de votos que pueda arrancar. Sí, esa bisagra soñada que garantiza un cargo público gane quien gane las elecciones.

Hace mucho que se habla de la posibilidad de que en Cataluña el PP arroje la toalla y acabe vendiendo su “cartera de clientes” a una especie de franquicia al modo de UPN en Navarra, o como la que tenía en Baviera Franz-Josef Strauss respecto a la CDU. Y a menudo parece que la indefinición sobre los cabezas de lista populares en Cataluña abone esa tesis, que dejaría esa bolsa de votantes en manos de Duran (y por supuesto de la abstención).

Sé que está mal visto decir esto aquí y ahora, pero lo único que aconseja el sentido común en Cataluña es votar al Partido Popular. Es el único partido incontaminado por asuntos de corrupción, por venadas soberanistas, por arrebatos de pureza lingüística y por victimismos delirantes. Son los únicos que no han tocado poder aquí, y por lo tanto los únicos que no han demostrado aún haberse vuelto locos y haberse alejado a años luz de los problemas reales de los ciudadanos. Cuestión distinta es que, como he dicho, la errática política popular en materia de líderes haga dudar en ocasiones de que ese sentido común impere a la hora de elaborar las listas. Pero es que lo demás ya lo conocemos: más de lo mismo. Más soberanismo, más victimismo, más reivindicación, más tensión, más crispación, más violación de la Constitución. Así que el monopolio del sentido común, quizá incluso a su pesar, lo tiene el Partido Popular.

Los árboles y el bosque

2 comentarios:

saumen dijo...

No soy un jovenzano pero no puedo por menos que decir: "¡Muy bueno lo tuyo, Antonio!"
Y después de pasarte la mano por el lomo invitarte a que con esa precisión que te caracteriza, nos ilustres con un repaso a la democracia cristiana desde el desastre de Ruiz Jiménez y Gil Robles, a indefinibles personajes como Oscar Alzaga que pueden explicar que otros, como Durán detenten esa patente política.
Gracias
Ángel

Anónimo dijo...

Don Angel, dada mi insultante juventud no puedo recordar con precisión a todos esos seres del pleistoceno superior que menciona. Eso sí: viendo el logo de la plataforma que ilustra mi texto (gracias al moderador del Foro), observo que las originales gafas rojas con que Duran nos venía sorprendiendo últimamente no eran sino una calculada estrategia de marketing. Unos fundamentan su carrera política en una falta de ortografía, y otros en una montura de gafas. A falta de otros cimientos... Por último, sin duda recordará usted al autor de aquella aguda frase, según la cual los leones se comían en el circo a los cristianos, pero los democristianos devorarían a loe leones. A golpe de comisión, supongo.

Un abrazo.


Antonio