jueves, julio 26, 2007

La viñeta (David Gistau en El Mundo)

Por Lugo liberal.
En ocasiones, 'Zetapé' da unas pruebas de astucia que desmontan el mito del jipi fundador de una tontocracia. El último ejemplo ha sido el del caso El jueves. En todo lo que hace, al fiscal general del Estado le ocurre lo que a Macario: se le ve la mano del ventrílocuo que le han metido por detrás.
Tratándose del hombre que justifica detenciones políticas por la acusación de "vociferantes" y que moldea su concepto de la lucha antiterrorista en función de lo que conviene al Gobierno, cabe deducir que el secuestro del número de El jueves en cuya portada aparecía una viñeta de los Príncipes de Asturias yogando ocurrió porque interesó a Moncloa. Y no porque al Gobierno se le antojara obligado intervenir para proteger a la Institución del ataque de un humorista que de todas formas iba a pasar casi desapercibido. Todo lo contrario: el Gobierno intervino para asegurarse de que la viñeta no iba a pasar desapercibida y, con la explosión del escándalo, instalar en la sociedad el debate antimonárquico.
Asumió incluso el riesgo de pasar por censor porque no ignora que, en estos casos, un Gobierno de izquierdas está protegido por el doble rasero y todo le será disculpado, incluso un ataque a la libertad de expresión que de cometerlo un Aznar ya estaríamos con que vuelven los asesinos de Lorca (ver caso Rubianes). [...]
La monarquía es inatacable en el eslabón juancarlista. Por eso el Rey está fuera de la riña mientras no ejecute demasiados osos borrachos. Pero el tiempo pasa. Y Felipe no sólo carece del pedigrí del pijama debajo del uniforme, sino que está condenado por una aureola de pijerío subvencionado que termina de convertirlo en un blanco fácil. En la grieta en el muro que ha sido detectada para cargar sobre él todo el debate antimonárquico. La intervención desde la oscuridad del Gobierno en el secuestro de la revista El jueves contribuye a alimentar ese debate. Que la repercusión de la viñeta haya alcanzado proporciones universales no es un daño colateral. Es precisamente de lo que se trataba. Para ello le movieron a Conde-Pumpido la mano que le entra por detrás.

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