Misión de paz en la guerra
Misión humanitaria y apoyo son los decorados del Gobierno Rodríguez para teñir lo que es una “misión de guerra”. Las guerras y las barbaridades que acompañan a éstas cambian con los tiempos y los escenarios; aunque las muertes siempre llevan a lo mismo: dolor, odio, llanto, desolación y sufrimiento. Eso se agudiza cuando la pérdida de un hijo, hermano o familiar se ve acompañada del vacío que supone tener un Gobierno huidizo ante las desgracias, cobarde en la desdicha y ruin en la prevención del riesgo permanente en los escenarios de guerra.
El debate político y social se incrementa cuando se descubre que un Gobierno abandona a sus Fuerzas Armadas a la suerte del riesgo evidente. Todas las ‘pelotas’ que Rodríguez arrojó contra el frontón del Gobierno cuando era oposición, el frontón – que no es otro que el destino – se las devuelve. La inexperiencia y la torpeza de un presidente como Rodríguez se pagan; máxime, cuando le atenazan sus propios complejos y el atolondrado ‘buenismo’. El presidente del Gobierno está en fuera de juego cada vez que un triste acontecimiento acaece en esta España nuestra: lo está tras los sucesos del Líbano; lo estuvo tras el atentado de Barajas; lo está cada vez que GARA ‘habla’ y lo padeció ante el triste suceso de Afganistán.
El odio que aventó contra Aznar por la foto de las Azores y cuanto sucedió más tarde, debe asumirlo como presidente tras la triste noticia del atentado de Líbano. Las guerras no son mejor o peor por producirse en un punto u otro del Globo, ni es ético utilizarlas como ‘lanzadera’ contra el oponente; son guerras y, por el hecho de serlas, hay que evitarlas a toda costa. Ni ‘pintaba’ nada nuestro ejército en Irak – aunque estuviera a mil doscientos kilómetros del frente – ni ‘pinta’ nada en Afganistán o Líbano, donde sí están en medio del riesgo. Es preciso que se explique con urgencia el presidente Rodríguez en el Congreso. Pero vamos más allá ¿sabe la ONU hacia dónde va en sus misiones de paz?
En zonas de guerra, aunque las misiones se llamen “de paz”, la propia ONU debería obligar a los Estados a que envíen material que evite riesgos innecesarios al personal. Cierto que no evitará “accidentes” o atentados, pero al menos garantizará un alto grado de protección. ¿Y si los Gobiernos no se atreven a incrementar los presupuestos de Defensa? Cuando se necesita habilitar créditos extraordinarios, se hace y punto. Tampoco estaban previstos el accidente del “Prestige” ni el fuego que asoló Galicia y se aprobaron créditos nuevos, porque lo dictaba la propia necesidad. Se hizo con urgencia y sin complejos.
No hay duda que los nervios y la incompetencia atenazan al Gobierno Rodríguez. La ministra de Fomento se enfada con los periodistas, porque carece de respuestas ante la evidencia. De la Vega ‘jura en Arameo’ y se harta de dar la cara. El ministro Alonso se come el “marrón” del Líbano, ante el silencio del gafe que acompaña al presidente. Las dudas se han disipado en las últimas semanas: el inicio del fin del ‘período Rodríguez’ se abre paso, a pesar de que el Partido Popular no sabe canalizar la opinión de la calle ni cuenta con ‘tramoyistas’ que le hagan el trabajo menos limpio.
El blog de Jesús Salamanca
El debate político y social se incrementa cuando se descubre que un Gobierno abandona a sus Fuerzas Armadas a la suerte del riesgo evidente. Todas las ‘pelotas’ que Rodríguez arrojó contra el frontón del Gobierno cuando era oposición, el frontón – que no es otro que el destino – se las devuelve. La inexperiencia y la torpeza de un presidente como Rodríguez se pagan; máxime, cuando le atenazan sus propios complejos y el atolondrado ‘buenismo’. El presidente del Gobierno está en fuera de juego cada vez que un triste acontecimiento acaece en esta España nuestra: lo está tras los sucesos del Líbano; lo estuvo tras el atentado de Barajas; lo está cada vez que GARA ‘habla’ y lo padeció ante el triste suceso de Afganistán.
El odio que aventó contra Aznar por la foto de las Azores y cuanto sucedió más tarde, debe asumirlo como presidente tras la triste noticia del atentado de Líbano. Las guerras no son mejor o peor por producirse en un punto u otro del Globo, ni es ético utilizarlas como ‘lanzadera’ contra el oponente; son guerras y, por el hecho de serlas, hay que evitarlas a toda costa. Ni ‘pintaba’ nada nuestro ejército en Irak – aunque estuviera a mil doscientos kilómetros del frente – ni ‘pinta’ nada en Afganistán o Líbano, donde sí están en medio del riesgo. Es preciso que se explique con urgencia el presidente Rodríguez en el Congreso. Pero vamos más allá ¿sabe la ONU hacia dónde va en sus misiones de paz?
En zonas de guerra, aunque las misiones se llamen “de paz”, la propia ONU debería obligar a los Estados a que envíen material que evite riesgos innecesarios al personal. Cierto que no evitará “accidentes” o atentados, pero al menos garantizará un alto grado de protección. ¿Y si los Gobiernos no se atreven a incrementar los presupuestos de Defensa? Cuando se necesita habilitar créditos extraordinarios, se hace y punto. Tampoco estaban previstos el accidente del “Prestige” ni el fuego que asoló Galicia y se aprobaron créditos nuevos, porque lo dictaba la propia necesidad. Se hizo con urgencia y sin complejos.
No hay duda que los nervios y la incompetencia atenazan al Gobierno Rodríguez. La ministra de Fomento se enfada con los periodistas, porque carece de respuestas ante la evidencia. De la Vega ‘jura en Arameo’ y se harta de dar la cara. El ministro Alonso se come el “marrón” del Líbano, ante el silencio del gafe que acompaña al presidente. Las dudas se han disipado en las últimas semanas: el inicio del fin del ‘período Rodríguez’ se abre paso, a pesar de que el Partido Popular no sabe canalizar la opinión de la calle ni cuenta con ‘tramoyistas’ que le hagan el trabajo menos limpio.
El blog de Jesús Salamanca
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