miércoles, junio 06, 2007

El puño, la rosa y la serpiente


Por Luis I. Gómez

El Partido Socialista Obrero Español presenta orgulloso en su emblemática un puño y una rosa. El puño firme de la lucha obrera; la rosa de la fraternidad, roja, como las de los enamorados. La ceguera de sus dirigentes es la única responsable de la mordedura que la serpiente etarra le ha propiciado. Hoy veo un puño semiabierto, fláccido, como esas manos tendidas sin apenas tono muscular, blandas y frías que tanto reparo da estrechar. Apenas capaz de sostener la rosa en el aire, que oscila y da tumbos en el aire de las palabras vacías buscando ávida unas gotas de verdad con las que regenerar sus marchitos pétalos. Es hora de que los socialistas de verdad se den cuenta de esa agonía, antes de que sea demasiado tarde.

No sólo la serpiente etarra, amparada en el sueño militante, en la hipnosis prestidigitadora de Zapatero y su paaaaz en que se encuentra sumida gran parte de la izquierda española, ha herido seriamente al puño obrero. A la rosa, alejada de sus aguas naturales -libertad, fraternidad, igualdad para todos-, tras tres años de ponzoña sectaria, exclusivista y personalista, tras tres años de supervivencia en el escupidero del Ferraz zapateril, le han salido grandes espinas. Cuanto más hace el puño por mantenerla erguida, mayor es el dolor y más profundas las heridas.

Es la espina de la vanidad (alguien quería un Nobel de la Paz), la espina de la mentira (nunca sabremos qué se negoció, ni cómo), la espina de la división (Rosa Diez el al. son unos miserables), la espina del sectarismo (todo el que no es como ellos es fascista), la espina de la injusticia (Bermejo et Pumpido, sin palabras), …

Queridos socialistas de bien, han salido cuatro espinas más en apenas unas horas. La espina de De Juana, la de la gobernabilidad de Navarra, la de la no condena del comunicado de ETA por parte de ANV y la de la muerte. Cuánto tiempo vais a seguir esperando para sacar vuestra rosa del escupidero que Blanco y sus escupidores llenan a diario? Hasta qué punto de agonía ha de llegar vuestro puño para que decidais hacer algo?

Desde el exilio

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