De quién son nuestros hijos?
Por Luis I. Gómez
Si para criticar el intervencionismo del gobierno en algo tan fundamental como la educación de nuestros hijos nos limitásemos a poner el grito en el cielo por la nueva signatura "Made in Cabrera" (no en La Cabrera, por Cabrera que no es lo mismo) estaríamos cayendo en la miopía que pretendemos evitar a nuestros descendientes. Incitar a nuestros hijos a la denuncia, enseñarles mentiras históricas, fomentar la "compasión acrítica" con los supuestamente más débiles, el ecologismo indiferenciado, el buenismo generalizado, el uniformismo antes que la igualdad, vivir en la corriente frente al individualismo y la excelencia. Todas esas cosas forma ya parte de los programas de estudios y nadie parece querer darse cuenta. Discutiremos en público estas y otras cuestiones mientras queden padres/madres con la suficiente consciencia como para negar que los niños sean propiedad del Estado. De quién son realmente los niños? Si absurdo es pretender que los niños sean propiedad de los padres, más absurdo es aún aceptar que el Estado es el dueño de nuestros hijos. Lo cierto es que la naturaleza (y el sentido común) nos enseña que los hijos y los padres se pertenecen mutuamente. El estado (excepto para los estatistas, claro) jamás podrá arrogarse derechos sobre un niño. Cómo podría un funcionario -pagado por el estado- entregarse de la misma generosa forma que lo hacen los padres a un niño, no hablemos ya de un grupo de ellos, una clase en la escuela? Los funcionarios comen del pan del Estado y, ya lo dice el refrán, "a quien me da el pan canto la loa". La meta de los funcionarios no es otra que el mantenimiento de la burocracia y sus instituciones
Las amenazas de un funcionario a un colectivo de padres "rebeldes" no van encaminadas a proteger los intereses de los niños. Protegen los intereses de quien dicta una ley. Se dictan las leyes para proteger los intereses de un colectivo, en este caso el de los "pedagogos afines" incluso a costa de los otros pedagogos. Y olvidamos que la pedagogía no es sólo cosa de la escuela, ni del estado, ni de los pedagogos.
Cuando hace veinte años los ordenadores invadieron las casas y, en muchos casos, los cuartos de los niños, los burócratas de las escuelas reaccionaron tarde y mal. Hoy todo niño sabe lo que es internet, surfen, downloaden. Pero la mayor parte de los adultos han aprendido a manejar el PC sin necesidad de regresar a la escuela. Cómo es posible que todo ese conocimiento se haya propagado de forma tan expectacular sin la acción del Estado? Sin cursos ni exámenes sobre el uso de los ordenadores personales, el internet, la prensa online, los forums, el chat, los messengers, los bancos de datos, los blogs, avatares, videoconferencias, realidad virtual, correo electrónico … los adultos nos hemos puesto las pilas y no hemos necesitado del estado para nada. El vecino enseña lo que sabe al del tercero, mi sobrino al abuelo, novedades llegan por e-mail y los ajustes en el diseño del blog se discuten por icq. Y todo ello sin escuelas! sin Estado! sin funcionarios!
Pero ese no es el mensaje que nos llega del Estado. Se nos dice que el 99% de los conocimientos básicos que poseemos proceden de la escuela. Es normal, por tanto, que la mayoría esté convencida de que aprender en un sistema escolar es la forma más eficiente de hacerlo, amén de que fuera del sistema es imposible. Es un error pensar así. La propaganda estatal unida al hecho de que la escolarización es obligatoria y no hay alternativas, nos impiden pensar que para el desarrollo del niño nada sería mejor que su entorno natural. En su entorno natural aprender a escribir y contar, historia o cómo comportarse en sociedad podría ser más fácil . La escuela es una forma de retirar al niño de su entorno natural: la familia, los vecinos, su barrio. Cómo es posible pensar que sólo la escuela es el lugar ideal para "enfrentar" al niño con la "vida real" y no la familia? No es la escuela una realidad artificial?
Para muchos padres, quienes tras décadas de adoctrinamiento en el sistema escolar vigente han perdido toda capacidad de pensamiento crítico, es absolutamente impensable renunciar a la "normalidad anormal" que supone delegar las labores pedagógicas en manos de los funcionarios del Estado, en manos de un sistema que utiliza pedagogías no sólo extrañas a la familia, sino en muchos casos lesivas para la misma. El monopolio del Estado en esta materia, no nos engañemos, es fruto de la presión de los lobbys pro-pedagogos-asalariados-funcionarios, no de la generosa intención de ayudar a las familias en su (pues sólo a la familia le compete) labor pedagógica. La meta final es la instauración de una "responsabilidad colectiva" por la erradicación de la RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL. El motivo?: dependencia del Estado, que controla mediante sus funcionarios el desarrollo (si se le puede llamar así) de nuestros niños y jóvenes acostumbrándolos a vivir obedientes al Estado y sus funcionarios. Es la desnaturalización del hombre mediante su estatalización. Las personas (nuestros hijos) no necesitan valores propios, pues les basta con obedecer los principios dictados por el Estado y aprendidos en la escuela. No necesitan voluntad propia, pues el Estado dicta lo que ha de hacerse y lo que no debe hacerse. Nuestros hijos pasan de ser individuos, personas, para convertirse en objetos del Estado, miembros del colectivo.
No esperen que termine haciendo un cántico a este u otro sistema de valores en los que educar a sus hijos. Yo tengo el mío. Lo único que les pido es que no olviden el suyo. Que exijan que se tenga en cuenta el suyo. Que no renuncien a su labor de padres. Hay un libro de Alan Thomas, publicado en 1998 y que,con el título "Educating Children at Home", nos muestra cómo es posible educar, enseñar y socializar a nuestros hijos en casa, en familia. Si el sistema escolar no es ya mejorable, exijamos que se nos permita educar a nuestros hijos en casa.
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