Compromiso contra el terrorismo
Por Jesús Salamanca
“Prefiero manifestarme con la cabra de la Legión que con los cabrones que acompañan a Otegi”, dijo Fernando Savater hace algún tiempo. Tal afirmación suena a compromiso contra la causa de los violentos, asesinos, extorsionadores, defensores del independentismo y del aldeanismo nacionalista. Pero, además, ese compromiso tiene un valor añadido, porque se hace desde el convencimiento y la libertad, frente al odio y el terror que encabezan las aspiraciones y objetivos del mundo abertzale, ETA y los grupos violentos que se amparan bajo nombres de conveniencia; un amplio espectro que abarca desde ETA hasta los grupos refugiados tras presuntas Organizaciones No Gubernamentales.
No solo Fernando Savater lleva años dando la cara contra el terrorismo y quienes lo apoyan. Rosa Díez, Gotzone Mora, Nicolás Redondo, Mikel Buesa, los hermanos Múgica,… Todos ellos y muchos más son la bandera, la avanzadilla de quienes están convencidos de que otra sociedad es posible, así como que la Justicia está para poner freno a los desvíos y desvaríos de la sociedad, frenar la violencia, castigar el asesinato, el vandalismo y la extorsión. Justo lo contrario de cuanto vemos hacer al fiscal general del Estado, apoyado y alentado por algún que otro mal versificador, con cargo de ministro, burlesca actitud, insospechado insultador y ‘apesebrada’ obediencia.
Muchos ciudadanos piensan que es difícil llegar a parte alguna con un Gobierno aturdido, un fiscal general graciable con los violentos, un ministro de Justicia ‘megáfono’, grisáceo y cortito, muy cortito; tan corto de razón, como largo de torpeza. A ello se une cómo el presidente Rodríguez se ha escondido en los mítines celebrados en el País Vasco; tan solo con los suyos y con una protección fuera de lo común, en actos recogidos, agazapado ante los violentos y parapetado entre el grueso del socialismo vasco.
Mientras el ciudadano medio se siente amenazado y señalado por el terrorismo, el partido socialista se ha perdido en vulgaridades e insultos durante la campaña electoral. A ello hay que añadir la crispación y la incitación a la misma que el Gobierno viene alentando con sospechosas actuaciones en temas como la prisión atenuada de De Juana Chaos; los parabienes y vista gorda con Otegi; los chivatazos a los extorsionadores integrados en la red de recaudación del impuesto revolucionario; aceptación de ANV como siglas ‘paraguas’ de ETA y Batasuna; revitalización de la banda armada; el trato de excepción en la persona de Iratí Aranzábal; vía libre en la actuación de Jesús Eguiguren y otros dos malos asesores del Gobierno, en sus tres reuniones con Josu Ternera y familia; las veinticinco reuniones entre ETA y PSOE, de las que se publicarán las actas si no se llega a un acuerdo sobre Navarra; improperios y vulgaridades por parte de ‘Pepiño’ Blanco, el diputado Garrido y la vicepresidenta Fernández de la Vega; la inseguridad que genera, con sus truculentas declaraciones, Joan Mesquida,… por citar algunos.
Mientras ciudadanos amenazados difunden su compromiso en la lucha por conseguir otro modelo de sociedad, el Gobierno de Rodríguez se pierde en compromisos con la banda terrorista que nunca podrá cumplir. Tan solo el deficiente asesoramiento en asuntos de terrorismo, la ignorancia reiterada del presidente en esta cuestión puntual y los oídos sordos a quienes aconsejaron al presidente no seguir adelante, han llevado al callejón sin salida en el que se encuentra el Gobierno. Los compromisos con la banda asesina se pagan a corto plazo y con altos intereses. La suerte, mala suerte en este caso, está echada. Todo el pescado del Gobierno socialista está ya vendido y parece que solo queda abierto el camino de las elecciones generales.
El blog de Jesús Salamanca
No solo Fernando Savater lleva años dando la cara contra el terrorismo y quienes lo apoyan. Rosa Díez, Gotzone Mora, Nicolás Redondo, Mikel Buesa, los hermanos Múgica,… Todos ellos y muchos más son la bandera, la avanzadilla de quienes están convencidos de que otra sociedad es posible, así como que la Justicia está para poner freno a los desvíos y desvaríos de la sociedad, frenar la violencia, castigar el asesinato, el vandalismo y la extorsión. Justo lo contrario de cuanto vemos hacer al fiscal general del Estado, apoyado y alentado por algún que otro mal versificador, con cargo de ministro, burlesca actitud, insospechado insultador y ‘apesebrada’ obediencia.
Muchos ciudadanos piensan que es difícil llegar a parte alguna con un Gobierno aturdido, un fiscal general graciable con los violentos, un ministro de Justicia ‘megáfono’, grisáceo y cortito, muy cortito; tan corto de razón, como largo de torpeza. A ello se une cómo el presidente Rodríguez se ha escondido en los mítines celebrados en el País Vasco; tan solo con los suyos y con una protección fuera de lo común, en actos recogidos, agazapado ante los violentos y parapetado entre el grueso del socialismo vasco.
Mientras el ciudadano medio se siente amenazado y señalado por el terrorismo, el partido socialista se ha perdido en vulgaridades e insultos durante la campaña electoral. A ello hay que añadir la crispación y la incitación a la misma que el Gobierno viene alentando con sospechosas actuaciones en temas como la prisión atenuada de De Juana Chaos; los parabienes y vista gorda con Otegi; los chivatazos a los extorsionadores integrados en la red de recaudación del impuesto revolucionario; aceptación de ANV como siglas ‘paraguas’ de ETA y Batasuna; revitalización de la banda armada; el trato de excepción en la persona de Iratí Aranzábal; vía libre en la actuación de Jesús Eguiguren y otros dos malos asesores del Gobierno, en sus tres reuniones con Josu Ternera y familia; las veinticinco reuniones entre ETA y PSOE, de las que se publicarán las actas si no se llega a un acuerdo sobre Navarra; improperios y vulgaridades por parte de ‘Pepiño’ Blanco, el diputado Garrido y la vicepresidenta Fernández de la Vega; la inseguridad que genera, con sus truculentas declaraciones, Joan Mesquida,… por citar algunos.
Mientras ciudadanos amenazados difunden su compromiso en la lucha por conseguir otro modelo de sociedad, el Gobierno de Rodríguez se pierde en compromisos con la banda terrorista que nunca podrá cumplir. Tan solo el deficiente asesoramiento en asuntos de terrorismo, la ignorancia reiterada del presidente en esta cuestión puntual y los oídos sordos a quienes aconsejaron al presidente no seguir adelante, han llevado al callejón sin salida en el que se encuentra el Gobierno. Los compromisos con la banda asesina se pagan a corto plazo y con altos intereses. La suerte, mala suerte en este caso, está echada. Todo el pescado del Gobierno socialista está ya vendido y parece que solo queda abierto el camino de las elecciones generales.
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