martes, mayo 01, 2007

Los políticos, un problema añadido

Por Jesús Salamanca

A estas alturas de la película del ‘proceso Rodríguez’ no puede haber un solo nudo sin atar y, si existiera, sería una prueba más de la incompetencia propia de un Gobierno a la deriva, no me ha sorprendido un titular de prensa de hace unos días, reseñando que Rosa Díez se planta “ante esta gente que nos gobierna”. Esta mujer es la elegancia hecha bondad y educación, porque el concepto “gobernar” no creo que sea propio de los adláteres que presuntamente colaboran con banda armada. Se nos tachará de ‘rojos’ por tal aseveración, pero nadie ha podido demostrar que no haya existido esa negociación y colaboración tras la documentación incautada a Mikel Antza y lo que hoy se sabe de las intenciones de Gorka Murillo.

Nadie se cree ya que el Ministerio del Interior no tenga pruebas suficientes para recurrir y echar abajo todas las listas que se presentan bajo el paraguas de ANV y que son Batasuna y ETA. A estas alturas de la película del ‘proceso Rodríguez’ no puede haber un solo nudo sin atar y, si existiera, sería una prueba más de la incompetencia propia de un Gobierno a la deriva, acorralado por sus propios actos, sufridor de sus compromisos y sospechoso a los ojos de la ciudadanía no adicta, ni próxima al ‘pesebre’.

Lo que parece más difícil de entender es que el Gobierno haya dejado muchas de las actuaciones en manos de segundones; aunque cuanto hace referencia a la negociación ha estado en manos de auténticos chapuceros. ¿Qué pinta un maltratador de género, condenado por ello, negociando con Ternera y familia? En este momento, el atemorizado presidente Rodríguez apenas es dueño de sus silencios, porque ha sido descubierto en sus mentiras; pero sí es esclavo de sus palabras, negociaciones, compromisos y falsedades.

La encuesta del CIS reseña que los políticos son un problema para la ciudadanía. Nunca se había dado esa afirmación, hasta ahora. Perdón, sí salió dicha cuestión en otra ocasión y fue durante la última legislatura del ex presidente González, don Felipe, coincidiendo con la fuerte ola de corrupción que afectó a muchas instituciones y arrastró al socialismo hacia las cloacas del embuste, el atrincheramiento de la negación permanente y el insulto indiscriminado.

Tal apreciación del ciudadano medio se incrementa cuando comprueba que hasta la policía está molesta con el Ministerio que dirige Rubalcaba, por la absurda orden de elaborar un documento unificado para Garzón. Documento que ha servido para que Baltasar se autoridiculice al incidir en que no observa “ni el más mínimo indicio de pertenencia, integración, vinculación orgánica, ni siquiera temporal o transitoria”. Debe entenderse que esa afirmación se refiere a ANV con la banda asesina, Batasuna y el entorno abertzale.

Estoy seguro que cuando al ciudadano le preocupan los políticos, según la encuesta del CIS, también está pensando en quienes quitan chinas del camino para que el Gobierno se recree en sus actos; es decir, en quienes olvidan a Montesquieu e intentan pasar por encima de la división de poderes. Hace unos años, Alfonso Guerra nos metió el miedo en el cuerpo cuando dijo aquello de “Montesquieu ha muerto”. Parece que algunos vuelven a las andadas.


Jesús Salamanca Alonso

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